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Después del bautismo, mientras Jesús salía del agua, los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descendía sobre él como una paloma. Y una voz [Dios Padre] dijo desde el cielo: «Este es mi Hijo amado, quien me da un gran gozo». MATEO 3:16-17
Mi esposa Grace y yo nos conocimos en la escuela secundaria a la edad de diecisiete años. Yo jugaba béisbol; ella era una velocista en el equipo de atletismo. Después de correr la pista durante unos años, un día Grace se sorprendió al enterarse de que había sido mal entrenada. Aparentemente, para obtener el comienzo más rápido de una carrera, configurando así cada paso de la carrera, es importante comenzar en la línea de salida con los pies en la posición correcta. Durante unos años, Grace tenía los pies en la posición incorrecta en la línea de salida. En cada carrera para su primera temporada, literalmente comenzó con el pie equivocado. Esto redujo su velocidad y significó que todos sus pasos no estaban en el orden correcto. Finalmente, un mejor entrenador le posicionó correctamente en los tacos de salida y ella terminó llegando a las semifinales estatales en su último año.
No puede exagerar la importancia de dar el primer paso correcto en cualquier viaje. A medida que comenzamos nuestra carerra por doce grandes doctrinas de la Biblia, el primer paso realmente importa. De lo contrario, podría ir en la dirección incorrecta, desviarse del rumbo o tropezar con sus propios pies.
Algunas declaraciones teológicas comienzan con la humanidad. Por ejemplo, algo llamado los Cinco Puntos del Arminianismo comienza con la libertad humana de la voluntad, y los Cinco Puntos del Calvinismo comienza con la pecaminosidad humana. Pero, ¿enfocarse en la humanidad es el mejor primer paso en la búsqueda de Dios? Probablemente no.
Muchos libros de texto de teología sistemática comienzan con revelación y cómo Dios habla a través de las Escrituras. Este no es un mal primer paso, pero ¿es el mejor primer paso?
Como un entrenador tratando de poner los pies en la línea de salida, comenzaremos con Dios. Esto es lo que encontramos en los tacos de salida de la Biblia: «Al principio, Dios … » Comenzamos este libro donde comienza la Biblia—Dios. Todo lo correcto comienza con Dios. Todo lo malo comienza sin Dios, o con dioses falsos, que ahora estudiaremos.
LA TEOLOGÍA ES EL ESTUDIO DE DIOS
La teología significa literalmente “el estudio de Dios”. Varias religiones y filosofias han propuesto diferentes definiciones en cuanto a la verdad sobre Dios. Para ayudarle a comprender muchas de las perspectivas competitivas sobre Dios, exploraremos las varias maneras en que las personas comienzan incorrectamente en sus estudios de Dios para que podamos comenzar con el pie correcto.
El ateísmo
El ateísmo se deriva del negativo “a-”, que significa “no”, “ni” o “sin”, y “theos”, que significa “dios”. Básicamente, el ateísmo cree que Dios no existe. Similar al ateísmo son las creencias de que no hay demonios, ni sobrenaturales, ni milagros ni verdad moral absoluta sobre todas las culturas, y nada más que el mundo material, por lo que nadie tiene una alma y no hay posibilidad de una vida spiritual después de la muerte física. Curiosamente, el ateísmo es un concepto históricamente joven.
La palabra “ateísmo” no existe en el idioma del Antiguo Testamento, el hebreo. Además, el Antiguo Testamento generalmente asume que todos creen en Dios, diciendo: «Dice el necio en su corazón: No hay Dios» [NOTA: Sal 14:1, 53:1]
El agnosticismo
Al decir que no hay dios, el ateísmo tiene que demonstrar que Dios no existe; este requiere que tengamos comprensión completa, lo cual es imposible. Consecuentemente, el agnosticismo se ha vuelto más popular entre los escépticos de la existencia de un Dios o dioses. El agnosticismo está derivada de “a-“, que significa “sin”, y “gnosis”, que significa “comprensión”. Un agnóstico es inconsciente o ignorante de Dios. El agnosticismo dice que, aunque podemos examinar el mundo físico, no tenemos acceso al mundo espiritual, por lo que nunca sabremos si existe un Dios o dioses.
El agnosticismo supera la posibilidad de que, si Dios existe, Él podría revelarse a nosotros y de ese modo darse a conocer. Este es precisamente lo que enseña la Biblia. Jesús «descendió de los cielos» [NOTA: Jn 3:13, 6:38]. En Jesus «la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre» [NOTA: Jn 1:14] Jesús dice de si mismo, «Los que me han visto a mí han visto al Padre» [NOTA: Jn 14:9]. Jesús vino de los cielos y reveló Dios a nosotros para eliminar la nube del agnosticismo para que podamos ver a Dios claramente.
El deísmo
El deísmo enseña que un dios creó el universo, pero luego dejó su creación sola y no tiene nada que ver con ella, como un propietario ausente. Con dios ausente, el deísmo enseña que el mundo se rige por leyes naturales que Dios estableció para gobernar su creación. Por consecuencia, los milagros son imposibles porque el universo es un sistema cerrado, y Dios no interviene en su creación ni anula sus leyes naturales.
El deísta más notable y consistente fue el presidente Thomas Jefferson (1743-1826). Él se sentó en la Casa Blanca con una navaja de afeitar en una mano y la Biblia en la otra para recortar aquellas partes de la Escritura que él decidió que no eran ciertas. El resultado se llamaba La filosofía de Jesús de Nazaret, o La vida y morales de Jesús de Nazaret. Solo uno de cada 10 versículos de las Escrituras sobrevivió, cero milagros se consideraron factuales y la resurrección de Jesús fue sistemáticamente eliminada de las páginas de las Escrituras.
Las inconsistencias con el deísmo son abundantes, incluso el hecho de que niegan los milagros, pero afirman el gran milagro de la creación de Dios. Además, Jesús no es solo el Dios Creador del universo, sino también el Dios Sustentador continuo que contradice la creencia central del deísmo: «porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él. Él ya existía antes de todas las cosas y mantiene unida toda la creación.» [NOTA: Col. 1: 16-17]
El diosismo finito
El diosismo finito enseña que dios existe, pero con limitaciones, como no ser todo consciente (omnisciente) o todopoderoso (omnipotente). La motivación detrás del diosismo finito es explicar como un buen dios podría existir con todo el mal y la injusticia en el mundo. El diosismo finito intenta explicar la bondad de dios y el mal en el mundo al afirmar que, si Dios es bueno, es limitado y no puede detener el mal en el mundo.
Los problemas con el diosismo finito son muchos. Primero, un dios finito necesitaría un Dios más grande y infinito para sostener su existencia continua. Segundo, el mal pasado y presente no niega el hecho de que el Dios todopoderoso e infinito algún día pondrá fin al mal, como enseñan las Escrituras. Tercero, la existencia del mal no refuta de ninguna manera la infinita sabiduría y poder de Dios. Cuarto, un dios finito simplemente no es útil; un dios tan indefenso realmente no puede ayudarnos en nuestro tiempo de necesidad y, por eso, no merece adoración ni devoción.
Jesús contesta la pregunta que motiva la creencia en el diosismo finito. En la cruz de Jesús, vemos la hora más oscura de la historia. A manos de un sistema legal injusto, rodeado de cánticos de una mafia sedienta de sangre, la persona más grande en la historia del mundo, Jesucristo, fue brutalmente asesinado. En ese momento, parecía que Dios era finito porque no hizo nada para intervenir y detener la injusticia. Sin embargo, tres días después, Jesús se levantó de la tumba, derrotando al mal. Dios se demostró no tan impotente sino poderoso. Por eso, a través la vida, muerte, y resurrección de Jesús, la pregunta es, «¿Dónde está Dios cuando duele?» Se contesta: Dios es bueno y poderoso y está trabajando en Jesucristo para lograr la victoria y la vida, incluso a través de lo que aparece en la primera mirada nada más que derrota y muerte.
El panteísmo
El panteísmo se deriva de “pan”, que significa “todo” y “teísmo”, que significa “dios”. El panteísmo es la creencia que todo es dios o que todo el mundo material en si mismo es dios o divino. Basado en el monoteísmo, que es la creencia de que toda realidad es un ser interrelacionado, el dios del panteísmo es impersonal. El panteísmo es popular en el hinduismo y algunas formas del budismo además de la Nueva espiritualidad (también llamada Nueva era), Ciencia Cristiana, la Iglesia de la Unificación, Cienciología, y Teosofía. El panteísmo está generalmente advocado en películas como Star Wars, cuando Dios no es una persona sino una fuerza impersonal que nos envuelve e incluye a todos
En el panteísmo no hay milagros porque Dios no está sobre este mundo ni poderoso para cambiarlo. También se dice que el dolor, la materia, y el mal son ilusiones irreales. Eso no tiene ningún sentido después de que te golpees el dedo del pie al salir de una clase de yoga.
El panteísmo tiene muchos otros problemas, incluida la negación de que el universo tuvo un comienzo, aunque las teorías del Big Bang y el Segundo principio de la termodinámica dicen lo contrario, declarando que el mundo físico es una ilusión, y la incapacidad de explicar cómo un mundo sin inteligencia o moralidad creó las dos. El panteísmo se refuta claramente en Romanos 1:25: «Cambiaron la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así rindieron culto y sirvieron a las cosas que Dios creó pero no al Creador mismo, ¡quien es digno de eterna alabanza! Amén.» Debemos adorar al Creador en lugar de su creación, como anima el panteísmo.
El panenteísmo
El panenteísmo se deriva de “pan” (todo) + “en” + “teísmo” (dios), que en conjunto significa “todo en Dios”. Este es diferente del panteísmo, porque el panenteísmo enseña que Dios es parte o en la creación para que la creación es similar al cuerpo de Dios que alberga su espíritu. En el panenteísmo, Dios existe en dos polaridades: Dios existe en una forma como una realidad presente, y en otra forma como una posibilidad futura. Se dice que Dios está creciendo, madurando, y evolucionando de su estado actual hasta su estado potencial, como la humanidad. Como resultado, se dice que Dios es tanto finito e infinito, y eterno sin un principio, pero no eterno y con un principio. Contradiciéndose a sí mismo, el panenteísmo enseña que Dios se hizo a sí mismo, lo que requeriría que él existiera antes de existir. Además, el panenteísmo dice que Dios es actualmente imperfecto, pero siempre está aprendiendo, creciendo, y cambiando para ponerse más y más perfecto.
A pesar de las auto contradicciones del panenteísmo, fue sostenido en el mundo antiguo por hombres como Platón. Desafortunadamente, algunos que profesan ser cristianos también han adoptado la falsa creencia de Dios postulado por el panenteísmo. Esto incluye algunos teólogos feministas y marxistas, teología del proceso, y algunas formas de teísmo abierto que enfatizan la inmanencia de Dios sobre su transcendencia, y el cambio de Dios sobre su inmutabilidad.
El panenteísmo no está de acuerdo con el Dios de la Biblia. Algunos de los atributos de Dios incluyen su inmutabilidad continua, su perfección eterna, su soberanía sobre la creación, su infinitud, y su independencia del mundo en lugar de dependencia en el.
El politeísmo
El politeísmo proviene de “poli”, que significa “muchos”, y “teísmo”, que significa “dios”. El politeísmo dice que hay más de un dios. Las religiones que se adhieren al politeísmo incluyen el hinduismo, el confucianismo, el sintoísmo, el taoísmo, el jainismo, la mitología griega antigua, el mormonismo, la cienciología, y la Iglesia de la Unificación.
El principal problema con el politeísmo es que es imposible que existan dioses múltiples, completamente iguales y finitos sin un Dios superior e infinito para gobernar como su Creador y supervisor. Claramente, la Biblia reconoce que muchas personas adoran a dioses falsos. Solo hay un Dios verdadero [NOTA: 2 Cró 15:3; Jer 10:10; Jn 17:3; 1 Tes 1:9; 1 Jn 5:20–21] y todos los demás “dioses” son simples ídolos y no “dioses” en absoluto. [NOTA: Deut 32:21; 1 Sam 12:21; Sal 96:5; Is 37:19; 41:23–24, 29; Jer 2:11; 5:7; 16:20; 1 Cor 8:4; 10:19–20].
Dioses falsos
El Antiguo Testamento dice claramente que solo hay un Dios [NOTA: Deut. 4:35, 39; 6:4–5; 32:39; 1 Sam 2:2; 2 Sam 7:22; 22:32; Sal 86:8–10; Is 37:20; 43:10; 44:6–8; 45:5, 14, 21–22; 46:9]. El Nuevo Testamento está totalmente de acuerdo [NOTA: Jn 5:44; Rom 3:30; 16:27; 1 Cor 8:4–6; Gal 3:20; Ef 4:6; 1 Tim 1:17; 2:5; St 2:19; Jud]. La Biblia también enseña que no hay nadie como Dios [Nota: Éx 8:10; 9:14; 15:11; 2 Sam 7:22; 1 Re 8:23; 1 Cró 17:20; Sal 86:8; Is 40:18, 25; 44:7; 46:5, 9; Jer 10:6–7; Mi 7:18]. Por lo tanto, declararse como Dios es una mentira satánica [NOTA: Gn 3:5; Is 14:14; Jn 8:44].
Pero, los demonios (seres espirituales caídos) también pueden actuar como dioses para ser adorados, aunque por sus falsos signos y milagros. Esto también pasa por el libro del Éxodo cuando el Reino de Dios y el reino de Satanás compiten por la supremacía en una batalla cósmica.
- Éxodo 12:12 – Esa noche pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primer hijo varón y a la primera cría macho de los animales en la tierra de Egipto. Ejecutaré juicio contra todos los dioses de Egipto, ¡porque yo soy el Señor!
- Éxodo 18:10-11 – ¡Alabado sea el SEÑOR! —exclamó Jetro—. Pues los rescató de los egipcios y del faraón. ¡Así es, rescató a Israel del poder de Egipto! Ahora sé que el SEÑOR es más grande que todos los demás dioses, porque rescató a su pueblo de la opresión de los egipcios arrogantes.
- Éxodo 20:3 – No tengas ningún otro dios aparte de mí.
Estos “dioses” son ángeles caídos muy poderosos y otros seres espirituales que se rebelaron contra Dios. Vilipendian al Dios real y quieren reemplazarlo con dioses. Prácticamente, esto significa que hay espíritus demoniacos muy poderosos, con nombres como Baal, Chemosh, Molech, Brahman, Jezabel, Allah, La Madre Tierra, Mammom (dinero), y Afrodita (sexo), que son adorados erróneamente por multitudes como dioses. Un tema principal de la Biblia es que Dios crea y Satanás falsifica. Los falsos dioses están detrás de falsas religiones dirigidas por falsos maestros que realizan falsos milagros, todos esquemas para desviar a las personas del Dios real hacia los falsos dioses.
Desde el principio, el pueblo de Dios ha vivido con la presión constante para aceptar otras religiones y “dioses” tan dignos de adoración como el Dios de la Biblia. Muchas veces las personas son como Salomón y dividen su devoción entre Dios y los “dioses” [FOOTNOTE: 1 Re 11]. Para envalentonarnos, la Biblia presenta historias conmovedoras de seguidores fieles como Sadrac, Mesac, Abednego y Daniel que no comprometerían su devoción a Dios a pesar de enfrentar oposición y persecución [NOTA: Dn 3:7].
El monoteísmo
El monoteísmo enseña que solo hay un Dios personal que es separado (transcendente) del universo, aunque está involucrado en el (inmanente). Como resultado, muchas personas han considerado el cristianismo como una de las muchas religiones monoteístas junto con el judaísmo y el islam. En cierto sentido, el cristianismo es monoteísta, ya que cree en un solo Dios. Sin embargo, tras una investigación más profunda, la Biblia no está impresionada con el mero monoteísmo porque el objetivo de Dios no es que simplemente creamos en un Dios, como dice Santiago 2:19, «Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados.» El Dios del cristianismo como se revela en la Biblia es un Dios que existe en la comunidad trinitaria del Padre, Hijo, y Espíritu. Ninguna otra religión comparte el concepto de la Trinidad con el cristianismo. Ahora que hemos eliminado las formas en que podemos comenzar con el pie equivocado, ahora podemos comenzar con el pie correcto al aprender sobre el único Dios verdadero.
¿QUÉ ES LA TRINIDAD?
Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un Dios. Tres personas. Aunque la palabra Trinidad no aparece en las Escrituras, este concepto de Uno-que-es-Tres sí está claramente presente. La palabra Trinidad se emplea como una forma abreviada de explicar abundantes verdades bíblicas. Fue utilizada por primera vez por Tertuliano (155-220 d.C.), un padre de la iglesia. Decir que Dios existe como Trinidad no significa que haya tres Dioses, o que el único Dios simplemente se manifieste como Padre, Hijo o Espíritu Santo en diversas ocasiones.
La Confesión de Fe de Westminster (1647) resume la doctrina, diciendo: «En la unidad de la Divinidad hay tres personas de una sustancia, poder y eternidad; Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo».
En este libro, usamos la siguiente definición: La Trinidad es un Dios quien existe eternmalmente como tres personas distinctas—Padre, Hijo y Espíritu—quienes son totalmente y igualmente Dios entre si.
Para aclarar, decir que cada miembro de la Trinidad es una «persona» no significa que Dios el Padre o Dios el Espíritu Santo se convirtieron en seres humanos. Más bien, significa que cada miembro de la Trinidad piensa, actúa, siente, habla y se relaciona, ya que ellos son personas y no fuerzas impersonales. Además, cada miembro de la Trinidad es igualmente Dios, lo que significa que comparten todos los atributos divinos como eternidad, omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia.
El Padre, Hijo y Espíritu son declarado Dios igualmente por las Escrituras. Vamos a conocer más cada persona de la deidad, comenzando con el Padre.
DIOS EL PADRE
Innumerables Escrituras declaran claramente y enfáticamente que el Padre es Dios [NOTA: Jn 6:27; 17:3; 1 Cor 8:6; 2 Cor 1:3; Ef. 1:3; 1 Ped 1:3]. En la historia del cristianismo y todos los cultos y religiones que han confundido con la verdad bíblica, nunca ha habido ninguna enseñanza falsa notable que niegue la deidad de Dios el Padre, porque es tan evidente en toda la Escrituras.
Sin embargo, trágicamente, ha habido un bajo énfasis en Dios el Padre en muchos círculos cristianos por causa de la herida del padre. La herida del padre es un dolor no curado de una padre físico o espiritual o una figura paterna en nuestra vida. Los padres nos fallan, y a menos que los perdonemos e invitemos a Dios Padre a curar la herida de nuestro padre, seguimos cargados en lugar de ligeros, rotos en lugar de sanados, y amargos en lugar de mejores.
Las personas con una herida de padre no curada pueden tener una visión equivocada y deformada de Dios. Nuestra visión de Dios es frecuentemente una proyección o rechazo de nuestro padre terrenal imperfecto hacia Dios. Aquí hay algunos ejemplos específicos:
El ateísmo dice que no tengo Padre.
El agnosticismo dice que es posible que tenga Padre, pero nunca lo he conocido. No sé quien o donde está, y no me importa saberlo.
El deísmo dice que tengo un Padre, pero, como mi padre que me abandonó cuando era pequeño, vive muy lejos y no tenemos una relación.
La teología reformada dice que tengo un Padre que es distante, controlador, dominante y no muy relacional.
La teología arminiana dice que tengo un Padre quien es pasivo y me permite tomar mis propias decisiones para hacer lo que quiera, como mi padre terrenal que no fue involucrada en mi vida.
La teología liberal dice que tengo un Padre que actúa más como un hermano mayor habilitador y no me dice que hacer, pero me ayuda a hacer lo que quiera, incluso si es tonto o rebelde.
La teología feminista dice que no necesitamos un Padre porque los hombres son peligrosos y dañinos, entonces debemos seguir adelante y estar felices de ser criados espiritualmente por un padre soltero y adorar a Dios como Madre.
Dios el Padre es en gran parte olvidado. En las iglesias evangélicas, reformadas, y bíblicas el enfoque está en Jesucristo, el Hijo de Dios. En las iglesias pentecostales y carismáticas, el enfoque está en Dios el Espíritu Santo. Se escriben libros sobre el Hijo y el Espíritu, pero casi nada está escrito sobre el Padre. Lamentablemente, los mormones y los musulmanes son los que llenan el vacío y hablan sobre sus visiones demoníacas y falsificadas de Dios como padre. Esto podría explicar el crecimiento del culto mormón y el atractivo del islam para los hombres jóvenes de todo el mundo.
Según la Biblia, cuando vemos a Jesús, vemos a Dios el Padre. Jesus dice, «Los que me han visto a mí han visto al Padre» [NOTA: Jn 14:9].
Cuando la Biblia dice que las personas, incluido Jesús, son portadores de la imagen de Dios, significa que las personas están hechas para reflejar. El único trabajo de un espejo es reflejar con precisión. Un espejo no existe para crear ninguna imagen, solo reflejar. Cuando la Biblia dice que Jesús «es la imagen del Dios invisible» [NOTA: Col 1:15], significa que el carácter del Padre se refleja perfectamente en la vida del Hijo. En Jesús vemos al corazón paternal de Dios.
Para curar la herida de padre, debes perdonar a los padres físicos y espirituales terrenales que te han fallado. Este perdón eliminará el punto de apoyo demoníaco que trae la amargura. Jesús promete, «No les dejaré como huérfanos» [NOTA: Jn 14:18]. El Espíritu Santo fue enviado para curar la herida de padre y traer adopción y filiación. «Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre». Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios. Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento» [NOTA: Rom 8:14-17].
Cuando te alejas de los espíritus demoniacos de la herida de padre, y por el Espíritu camina con el Padre, experimentarás un cambio radical en la vida. Aunque puedes ser cristiano, incluso un cristiano devoto y experimentado, es posible que aún no haya realizado el viaje completo de Jesús al Padre. Jesús dijo, «Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mi». [NOTA: Jn 14:6]
El Espíritu Santo te lleva a Jesús. Luego, Jesús te lleva al Padre. El Espíritu te convence del pecado y te lleva a Jesús para perdonarlo. Jesús perdona tu pecado y después te lleva al Padre para que te cures. Muchos cristianos entienden la convicción y el perdón, pero aún no han experimentado la curación del Padre. Ser cristiano es experimentar la plenitud de la «adopción como niños» [NOTA: Gal 4:5].
Cuando un niño es adoptado, se adaptan a tener un padre y pasan tiempo conociendo a su nuevo padre y familia. Convertirse en cristiano es obtener una nueva familia (la iglesia), un nuevo hermano mayor (Jesús), y un nuevo Padre (Dios).
El Antiguo Testamento habla mucho sobre los padres, incluidas las genealogías que enumeran generaciones de padres. Se refiere a Dios como Padre aproximadamente quince veces, y esas pocas ocasiones se refieren a la relación de Dios con la nación de Israel, y no a la comunicación intima y personal con un individuo. Todo cambia con la venida de Jesucristo. Su titulo favorito para Dios es Padre y, solo en los cuatro evangelios, llama Dios Su Padre aproximadamente 165 veces, específicamente usando la palabra “Abba”, traducida en la mayoría de Biblias como “Padre”.
Un diccionario teológico dice que «La singularidad de la enseñanza de Jesús sobre este tema es evidente por varias razones. Por un lado, la rareza de esta designación para Dios es sorprendente. No hay evidencia en la literatura judía precristiana de que los judíos se dirigieran a Dios como “Abba”. Una segunda característica única sobre el uso que hizo Jesús de Abba como designación de Dios involucra la intimidad del término…Abba era un término que no solo los niños pequeños usaban para dirigirse a sus padres; También era un término que usaban niños mayores y adultos. Como resultado, es mejor entender a Abba como el equivalente de “padre” en lugar de “papá” » [NOTA FINAL 1].
DIOS EL HIJO Y DIOS EL ESPÍRITU
Jesús es declarado repetidamente como Dios a lo largo de las Escrituras tanto por los demás [NOTA: Mat. 28:9; Jn 1:1–4, 14; 5:17–18; 8:58; 10:30–38; 12:37–41; cf. Is 6:9–11; 20:28–29; He 20:28; Rom 1:3–4; 9:5; 1 Cor 8:4–6; Gal 4:4; Fil 2:10–11; Col 1:16–17; 2:8–9; 1 Tim 6:15; Tit 2:13; Heb 1:8; 1 Jn 5:20; Ap 1:8, 17–18; 17:14; 19:16; 22:13–16] como por él mismo, sin disculpa o corrección [NOTA: Mat 26:63–65; Jn 5:17–23; 8:58–59; 10:30–39; 19:7]. Jesús últimamente fue condenado a muerte por declararse a sí mismo como Dios, una declaración que, de ser falsa, habría sido una violación del primer mandamiento y un pecado blasfemo [NOTA: Mat 26:64–66; Mar 14:62–64; Jn 8:58–59; 10:30–31].
Además del Padre y el Hijo, el Espíritu Santo es claramente llamado Dios a lo largo de las Escrituras. En el Antiguo Testamento, él posee los atributos de Dios, que revelan su deidad; es creador [NOTA: Gn 1:2, Sal 104:30], eterno [NOTA: Heb 9:14], omnipotente, [NOTA: Mi 3:8, He 1:8, Rom 15:13, 19] omnisciente [NOTA: Is 40:13-14, 1 Cor 2:10], y omnipresente [NOTA: Sal 139:7]. En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo es también claramente declarado como Dios [NOTA: He 5:3-4, Jn 14:16, 2 Cor 3:16-8].
También, el Espíritu Santo no es simplemente una fuerza impersonal sino una persona que puede ser afligida [NOTA: Ef 4:30], resistida [NOTA: He 7:51] y insultada [NOTA: Heb 10:29]. La personalidad del Espíritu Santo explica por que Jesús habla de él como un “él” personal, no como un “eso” impersonal [NOTA: Jn 14:17, 26; 16:7-14].
Es importante destacar que, aunque un Dios, el Padre, Hijo, y Espíritu son personas distintas. El Padre y el Hijo están referenciados como dos personas únicas en frecuentes saludos en las cartas en el Nuevo Testamento [NOTA: Rom 1:7; 1 Cor 1:3; 2 Cor 1:2; Gal 1:3; Ef 1:2; 6:23; Flm 1:2; 1 Tes 1:1; 2 Tes 1:1–2; 1 Tim 1:1–2; 2 Tim 1:2; Tit 1:4; Flm 3; St 1:1; 2 Ped 1:2; 2 Jn 3], además de en otras Escrituras [NOTA: Jn 3:17; 5:31–32; 8:16–18; 11:41–42; 12:28; 14:31; 17:23–26; Gal 4:4; 1 Jn 4:10]. Las Escrituras también son claras de que Jesús y el Espíritu Santo no son la misma persona [NOTA: Lc 3:22; Jn 14:16; 15:26; 16:7; 1 Jn 2:1]. Igualmente, el Padre no es el Espíritu [NOTA: Jn 14:15, 15:26; Rom 8:11, 26–27; 2 Cor 1:3–4; Gal 1:1]. Jesús fue repetidamente claro que Él y el Padre son personas distintas pero un solo Dios, diciendo, «El Padre y yo somos uno» [NOTA: Jn 10:30], y «somos uno» [NOTA: Jn 17:11]. Vamos a estudiar con mayor detalle la persona y la obra de Jesucristo y el Espíritu Santo en los capítulos siguientes.
¿CÓMO ES EL DIOS TRINITARIO DE LA BIBLIA?
Quizás la declaración más conocida sobre el Dios trinitario de la Biblia se encuentra en 1 Juan 4:8, que simplemente dice: «Dios es amor». Analizada a fondo, esta definición de Dios no tiene precedentes.
La Trinidad es la primera comunidad de amigos y el ideal para todas las comunidades amigables. Esa comunidad sola no ha sido manchada por el egoísmo del pecado. Por eso, en la diversidad de Dios Padre, Hijo y Espíritu es la unidad perfecta como un Dios que comunica honestamente, ama sin reservas, vive conectado, sirve con humildad y interactúa con paz. O, en otras palabras, Dios es como una familia relacional perfecta y el modelo para todas las familias que forman la familia humana.
Del amor se habla alrededor de ochocientas veces a través de toda la Escritura. Al afirmar que «Dios es amor», la Biblia también revela que el Dios trinitario de la Biblia es al mismo tiempo la definición, el ejemplo y la fuente del amor verdadero.
En otras palabras, declarar que Dios es amor es confesar que Dios es trinitario. En la naturaleza misma de Dios hay un fluir continuo de amor, de comunicación y de unidad porque Dios es una comunidad relacional de amor. Por ejemplo, durante su vida terrenal, Jesús frecuentemente habló sobre el profundo amor entre Él y Dios Padre:
- El Padre ama a su Hijo y ha puesto todo en sus manos. [NOTA Jn 3:35]
- El Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. [NOTA Jn 5:20]
- Haré lo que el Padre me manda, para que el mundo sepa que amo al Padre. [NOTA: Jn 14:31]
En el Antiguo Testamento el nombre más sagrado para Dios es Yahveh. Yahveh es el nombre propio distintivamente personal para el Dios de la Biblia. Debido a que es sagrado, nunca se utiliza para referirse a los dioses paganos, ni es utilizado para referirse a cualquier ser humano. Está reservado exclusivamente para el único Dios verdadero. El nombre Yahveh aparece unas 6823 veces en el Antiguo Testamento, porque él es el centro y el héroe de las Escrituras.
El tercer mandamiento nos advierte de no usar su nombre en vano o a la ligera [NOTA: Éx 20:7]. El nombre de Yahveh es tan sagrado que en Levítico 24:16 se ordenó que cualquier persona que lo utilizara de una manera blasfema sería condenada a muerte. Las graves consecuencias asociadas al mal uso del nombre Yahveh hicieron que el pueblo de Dios lo tuviera en tan gran reverencia que ejercitaban muchísima cautela para escribir o aun para mencionar su nombre. En consecuencia, cuando los judíos leían las Escrituras del Antiguo Testamento, no mencionaban el nombre Yahveh, sino que lo reemplazaban por ‘Edonai («Señor», a menudo transliterado del hebreo como «Adonai»). La antigua Biblia hebrea tenía solo consonantes, por lo que el nombre de Dios se escribió como YHWH. Cuando en su Biblia aparece la palabra «SEÑOR» en letras mayúsculas o versalitas, debe saber que se trata de YHWH, el nombre personal de Dios.
En algún momento entre los años 600 y 900 d. C. Los rabinos comenzaron a poner puntos y guiones en torno a las antiguas consonantes para que la gente pudiera ver las vocales. Cuando llegaron al nombre divino YHWH, añadieron las vocales de ‘Edonai’. Esto fue luego transliterado como JeHoWaH. No hay nada malo con el nombre Jehová, pero estamos seguros de que este no es el nombre que Dios le dio a Moisés y su pueblo [NOTA: Éx 3:14].
A la luz del poder, la fortaleza y la gloria sin precedentes de Yahveh, es también asombroso considerar la forma que Dios eligió para revelarse a su pueblo en Éxodo 34:6-7 (este es el pasaje más citado en la Biblia por la Biblia):
¡Yahveh! ¡El Señor! El Dios de compassion y misericordia! Soy lento para enojarme
y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad. Yo derramo amor inagotable a mil
generaciones, y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado. Pero no absuelvo al
culpable.
Esta descripción de toda la Trinidad es tan plena que tenemos que considerar cada verdad que allí se revela.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es un ser personal con el nombre de «Señor». En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios fue rodeado por los asirios, babilonios, fenicios, filisteos y otras naciones, todas con sus propios dioses. Estos falsos dioses gobernaban sobre un pueblo y sobre un lugar; pero no lo hacían sobre todas las personas y todos los lugares como el Señor de la Biblia. Lo mismo se puede decir del Nuevo Testamento, donde el pueblo de Dios también se encontraba en un mundo lleno de ídolos [NOTA: He 17:16], e incluso en nuestros días, cuando la espiritualidad es bastante popular, pero muy poca gene espiritual conoce al Señor que gobierna sobre todos los espíritus y espiritualidades.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, comienza diciéndole a Moisés y a nosotros que él es un ser personal. Él tiene un nombre. Él quiere relacionarse. Esto es muy diferente de la espiritualidad.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia es compasivo con las personas heridas que sufren. Él ve nuestras vidas, conoce nuestra fragilidad y responde con compasión.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, nos ayuda. Dios no solamente nos gobierna y se compadece de nosotros, sino que también actúa por nosotros. Nuestro Dios es un siervo que se deleita en servir humildemente a la gente que ha creado; él lo hace no porque tenga que hacerlo, sino porque él lo desea como una manifestación de su bondad.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es lento para la ira. A diferencia de los dioses griegos o romanos que son irritables e inestables y que descargan su ira sobre los hombres a menos que los aplaquen con sacrificios o alabanzas, el Dios de la Biblia es lento para la ira. Yahveh puede enojarse, pero solo después de haber sido provocado por pecadores determinados a despertar su ira mediante pecados y rebeliones sin arrepentimiento que abusan su paciencia.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es amorosamente fiel; esto lo demuestra la maravillosa y poderosa palabra hebrea jesed, la cual habla del amor constante, apasionado, desbordante, buscador, espléndido, ilimitado, confiable y misericordioso de nuestro Dios, que siempre nos busca. Nos habla de su cuidadosa provisión que viene de su gran misericordia.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es confiable y veraz. Él nunca falla y nunca miente. Como resultado, solo él es totalmente digno de fe, confianza y devoción, porque solo él cumplirá siempre sus promesas.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es clemente. Dios está plenamente consciente de nuestro pecado. Sin embargo, en su amor misericordioso él está dispuesto y apto para perdonar a los pecadores arrepentidos.
- Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es justo. Al final, nadie que viva en el pecado y rechace su oferta de relación amorosa a través de perdón de los pecados tendrá excusa alguna. Dios es totalmente santo y bueno, y porque es justo, no puede y no perdonará o pasará por alto el pecado de quien no se arrepintió en relación con él.
Esta revelación de Dios adquiere una profundidad extraordinaria, porque el Señor la dio en el contexto de la traición y el pecado terrible de Israel cuando el pueblo adoró al becerro de oro [NOTA: Éx 32]. Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es un ser personal compasivo, ayudador, lento para la ira, amoroso, confiable, clemente y justo para con los pecadores que no se lo merecen. Él es aquel a quien vemos en el Dios-hombre, Jesucristo. Juan nos dice que él está lleno de gracia y de verdad [NOTA: Jn 1:14]. Esta es una alusión inconfundible a Éxodo 34:6-7. Lo que Juan está diciendo aquí es que Jesucristo está lleno de Yahveh. Él ha venido para revelar al Padre.
¿SE ENSEÑA LA TRINIDAD EN EL ANTIGUO TESTAMENTO?
Los primeros versos de las Escrituras revelan a Dios de una manera sorprendente:
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba
vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas; y el Espíritu de Dios se movía en
el aire sobre la superficie de las aguas. [NOTA: Gn 1:1-2]
Aquí vemos que Dios Padre y el Espíritu de Dios tienen parte en la creación. Solo unos pocos versículos más adelante en el Génesis, Dios habla de sí mismo con pronombres plurales: «Entonces Dios dijo: “Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros”» [NOTA: Gn 1:26]. Esto es muy inusual y ocurre solamente en otros tres lugares en toda la Biblia. No parece tener ningún sentido, pero cuando se capta de la perspectiva trinitaria de Génesis 1:1-2, todo «encaja». Además de la deidad, es posible que había ángeles y otros seres divinos en la presencia de Dios cuando creaba todo.
Encontramos a las tres personas mencionadas en muchos otros pasajes. Uno de los más importantes es: «El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres» [NOTA: Is 61:1]. Vemos el «Espíritu», el «mí» que es ungido (el cual es Jesús el Mesías, y el «Señor» (Dios Padre). Leemos que Jesús comenzó su ministerio público leyendo este pasaje, y que se identificó como el «mí» de Isaías 61:1 al decir: «La Escritura que acaban de oír, ¡se ha cumplido este mismo día!» [NOTA: Lc 4:18-21].
Aquí hay otro ejemplo de la Trinidad que aparece junto a otro pasaje del Antiguo Testamento:
En toda angustia de ellos él [el Padre] fue angustiado, y el ángel de su faz [el Hijo]
los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. [NOTA: Is 63:9-10]
El «ángel del Señor» es otro fenómeno desconcertante en el Antiguo Testamento, pero tiene sentido cuando nos damos cuenta de que proviene de una perspectiva trinitaria [NOTA: Gn 22:11, 15; Éx 3:2; Nm 22:22-35; Jc 6:11-22, 13:3-21; Za 3:1-6]. En Génesis 16 «el ángel del Señor» encuentra a Agar y le habla con instrucciones y palabras de consuelo. Luego, en el versículo 13, Agar «utilizó otro nombre para referirse al Señor, quien le había hablado», El-roi, que significa «Tú eres el Dios que me ve». ¿Es este el Señor (Yahveh) o el ángel, que significa «mensajero» o «palabra» del Señor? El enigma se resuelve cuando nos damos cuenta de que es la segunda persona de la Trinidad, el Hijo eterno, que se encarnó en Jesús. Él vino para consolar y bendecir a Agar en el pozo. Ella reconoció que fue Dios quien se le había aparecido en amor. En el Nuevo Testamento, cuando Jesús se encarnó, una vez más consoló e instruyó a una atribulada mujer no hebrea junto a un pozo [NOTA: Jn 4]. Era la mujer samaritana, y ella también reconoció que Dios se le había aparecido.
Por último, el Antiguo Testamento da a conocer por adelantado al Hijo divino que vendría como Mesías, Dios que venía a salvar a los pecadores y a vencer el pecado en el nombre de Dios Padre:
- El Señor le dijo a mi Señor: «Siéntate en el lugar de honor a mi derecha, hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies» [NOTA: Sal 110:1. 19:24; Sal 45:6–7; Is 48:6–7; Os 1:6–7; Za 3:2; and Mal 3:1–2 son algunas otras pasajes que describen dos seres llamados Señor o Dios].
- Acérquense y escuchen esto: desde el principio les he dicho con claridad lo que sucedería. Ahora, el Señor Soberano [Padre] y su Espíritu me [Hijo] han enviado con este mensaje. [NOTA: Is 48:16]
- Mientras continuó mi visión esa noche, vi a alguien parecido a un hijo de hombre [Hijo] descender con las nubes del cielo. Se acercó al Anciano [Padre] y lo llevaron ante su presencia. Se le dio autoridad, honra y soberanía sobre todas las naciones del mundo, para que lo obedecieran los de toda raza, nación y lengua. Su gobierno es eterno, no tendrá fin. Su reino jamás será destruido. [NOTA: Dn 7:13-14] [NOTA FINAL 2]
Desde el principio de la Biblia vemos surgir la Trinidad, así como otras doctrinas clave, como el capullo de una flor. A medida que las Escrituras continúan revelando a Dios, lo cual es llamado revelación progresiva, el capullo se abre poco a poco. El pueblo de Dios del Antiguo Testamento esperaba la venida del Hijo ungido por el Espíritu Santo quien revelaría al Padre de manera más completa. Entonces ellos entenderían más sobre esta misteriosa promesa de uno que es Dios pero que es diferente del Padre, quien sería ungido por el Espíritu divino quien no es ni el Padre ni el Hijo, y quien cumpliría la antigua promesa de Dios de aplastar la cabeza de la serpiente y de redimir al pueblo de Dios.
¿SE ENSEÑA LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO?
El Nuevo Testamento continúa y profundiza la revelación del Dios vivo y activo en tres personas plenamente divinas. Mientras obtenemos algunos índicos de la vida interior y celestial del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (lo que los teólogos llaman la Trinidad inmanente u ontológica). [NOTA FINAL 3]
La Escritura se enfoca en los hechos históricos y concretos, por medio de los cuales la Trinidad es revelada como tres personas que trabajan juntas en la creación (lo que los teólogos llaman la Trinidad económica). Esto es útil porque nos permite ver cómo Dios trabaja siempre al unísono y lo hace así en la historia para su gloria y para nuestro bien.
El Nuevo Testamento revela más de la Trinidad haciendo la obra de la creación, hablándonos sobre el rol del Padre [NOTA: He 17:24; 1 Cor 8:6], del Hijo [NOTA: Jn 1:2; 1 Cor 8:6; Col 1:16] y del Espíritu Santo [NOTA: Mat 1:18–20; Jn 3:5; 1 Cor 6:11; Tit 3:5; Gn 1:2; Sal 33:6; 104:30; Is 40:12–14].
En los Evangelios vemos a toda la Trinidad actuando en la concepción de Jesús por María. Lucas 1:35 dice: «El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo [el Padre] te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios [Jesús]” ». [NOTA FINAL 4]
En el bautismo de Jesús, somos testigos de una de las más claras imágenes de la Trinidad. Mateo 3:16-17 dice:
Después del bautismo, mientras Jesús salía del agua, los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descendía sobre él como una paloma. Y una voz [Dios Padre] dijo desde el cielo: «Este es mi Hijo amado, quien me da un gran gozo».
Las tres personas de la Trinidad están presentes y cada una está haciendo algo diferente: el Padre está hablando; el Hijo está siendo ungido y capacitado por el Espíritu Santo para ser Mesías y misionero.
La gran comisión de Jesús también es Trinitaria. Mateo 28:19 dice: «Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». El bautismo es en un nombre y en tres personas, una fórmula inconfundiblemente trinitaria. Además, Hechos 1:7-8 dice: «Él [Jesús les contestó: “Solo el Padre tiene la autoridad para fijar esas fechas y tiempos, y a ustedes no les corresponde saberlo; pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra”».
Otro ejemplo es nuestra salvación, en la que está involucrada toda la Trinidad, pero con distintas funciones, tal como lo indican los siguientes versículos:
- En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado. En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia… En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa…[NOTA: Ef 1:4-13]
- …ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez más gracia y paz. [NOTA: 1 Ped 1:2]
- «Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador. [NOTA: Tit 3:4-6]
Dios Padre ideó el plan de salvación y predestinó nuestra salvación. Dios Hijo vino a morir en la cruz en nuestro lugar por nuestros pecados. Dios Espíritu Santo habita en los critianos para regenerarlos y asegurar su salvación final. En ese sentido, vemos con claridad a la Trinidad obrando en nuestra salvación.
Además, toda la Trinidad está involucrada en el otorgamiento de los dones espitituales: «Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos. Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor [Jesús]. Dios [el Padre] trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros». [NOTA: 1 Cor 12:4-6; Ef 4:4-6]
Los autores del Nuevo Testamento suelen utilizar fórmulas trinitarias al recapitular o concluir sus textos:
- Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios [el Padre] y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. [NOTA: 2 Cor 13:14]
- Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro. Hay un solo Señor [Jesús], una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, quien está sobre todos y vive por medio de todos. [NOTA: Ef 4:4-6]
- Ustedes, queridos amigos, deben […] orar en el poder del Espíritu Santo y esperar la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, quien les dará vida eterna. De esta manera, se mantendrán seguros en el amor de Dios. [NOTA: Jud 20-21]
Finalmente, Jesús mismo describe la Trinidad: «Solo crean que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; o al menos crean por las obras que me han visto hacer. […] Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre. Me refiero al Espíritu Santo». [NOTA: Jn 14:11, 16-17]
¿CUÁL ES LA HISTORIA E LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD?
Ser cristiano es ser un miembro de la iglesia universal. La iglesia incluye a todos los de cada nación, cultura, idioma y raza cuya fe salvadora está en Jesucristo. En la práctica, esto significa que un cristiano es parte de una herencia formidable, y no llega a las Escrituras aparte de la comunión con todo el pueblo de Dios desde el inicio mismo de la historia de la iglesia. Cristianos católicos, ortodoxos, y protestantes confesamos juntos que el Dios de la Biblia es trinitario.
Los primeros cristianos fueron judíos creyentes. Como judíos, ellos creyeron que hay un solo Dios y que ese Dios es Yahveh, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Es importante señalar que los primeros cristianos continuaron afirmando su creencia en un solo Dios. Sin embargo, también confesaron creer en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Si bien el Credo de los Apóstoles no fue escrito por los doces discípulos, es antiguo y data del signo II. Comienza así: «Creo en Dios Padre», continúa con «y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro», y culmina con «Creo en el Espíritu Santo».
Tertuliano, quien se convirtió al cristianismo poco antes del 200 d. C. Y defendió el cristianismo prolíficamente hasta su muerte alrededor del año 220, fue el que inició el uso de las palabras latinas Trinitas, persona y substancia (Trinidad, persona y sustancia o esencia) para expresar la enseñanza bíblica de que se distinguen en su relación como personas en la vida íntima de Dios mismo.
Los tres concilios ecuménicos más importantes son dignos de mención para seguir el desarrollo de la doctrina de la Trinidad. En estas reuniones de líderes de la iglesia se discutieron los principales temas teológicos con el fin de reconocer las creencias de la iglesia. Una de las razones por las cuales fueron convocados los concilios fue para responder a la enseñanza herética. El Concilio de Nicea (325 d. C.) incluyó a unos trescientos obispos, muchos de los cuales portaban las cicatrices de la persecución, y fue convocado principalmente para resolver el debate sobre el arrianismo, la falsa enseñanza de que Cristo era una criatura, un ángel que era el ser creado superior, pero que no era Dios. El Concilio de Nicea llegó a la conclusión de que el Hijo era una misma sustancia (homoousios) con el Padre. El Logos, que se encarnó en Jesús de Nazaret, es Dios mismo. Él no es semejante a Dios, sino que es Dios completa y eternamente.
Con la deidad de Cristo reconocida oficialmente, el Concilio de Constantinopla (381 d. C.) amplió el debate a la identificación de Espíritu Santo dentro de la Divinidad. Constantinopla amplió el Credo de Nicea asentando el credo como totalmente trinitario, y condenando oficialmente al arrianismo. Se consolidó la doctrina ortodoxa de la plena humanidad de Jesucristo. El Concilio de Calcedonia (451 d. C.) se centró en la relación de la humanidad de Cristo y de su divinidad (conocida como la unión hipostática) y emitió la fórmula de Calcedonia, que se convirtió en la declaración ortodoxa sobre la persona de Cristo. Unión hipostática significa que Jesús es una persona con dos naturalezas y, por lo tanto, al mismo tiempo es totalmente Dios y totalmente humano.
Las contribuciones de los concilios de la doctrina de la Trinidad se pueden resumir en cuatro temas:
- Un ser, tres personas. Dios es un solo ser y tiene una sola esencia. No hay Dios sino el Dios trino, que existe eternamente en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La totalidad de Dios está en cada persona, y cada persona es Dios en su totalidad. La Trinidad de personas no es solo una cuestión de acción o de revelación sino de un ser eterno.
- Una sustancia divina idéntica es compartida totalmente por el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cualquier característica esencial que pertenezca a uno de los tres es compartida por los otros. Cada una de las tres personas divinas es eterna, cada una todopoderosa, ninguna es más grande o menos que la otra, cada una es Dios y, sin embargo, juntas son un solo Dios.
- Pericóresis. Este concepto, también llamado circumincesión o interpenetración, se refiere a la interrelación amorosa, compañerismo o dependencia mutua de las tres personas. Algunos definen esto en términos de una «danza», dando lugar a todo tipo de especulaciones extrañas. No obstante, esto es un error que proviene de su ignorancia del idioma griego. Danza tiene la misma apariencia en su transliteración, per se escribe de manera diferente en griego. Dado que las tres personas son Dios totalmente, y la plenitud de Dios reside en cada una de las tres, se deduce que las tres mutuamente moran entre sí y se contienen la una a la otra, como Jesús dijo: «Como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti» [NOTA: Jn 17:21]. Esta unidad de morada no es solo en relación con su funcionamiento en este mundo, sino aún mucho más fundacionalmente en su existencia eterna como Trinidad.
- El orden de las personas. Hay un orden claro de las relaciones entre las tres personas totalmente divinas: desde el Padre, a través del Hijo y por el Espíritu Santo.
A medida que la doctrina de la Trinidad se iba desarrollando, los teólogos lucharon para explicar las relaciones eternas de la Trinidad. ¿Qué es lo que diferencia al Padre del Hijo y del Espíritu? Utilizando una metodología filosófica, retrocedieron desde la obra económica de Dios en el mundo para definir sus relaciones eternas. La Biblia dice que el Padre envió al Espíritu para que concibiera a Jesús en el vientre de María [NOTA: Luc 1:31-35, Mat 1:20]. Jesús por lo tanto se refiere como «el Unigénito [monogenes] Hijo» [NOTA: Jn 1:14, 18; 3:16, 18; He 13:33; Heb 1:5, 5:5; 1 Jn 4:9, 5:1].
Los teólogos extendieron esta engendración en la historia hacia la eterna Trinidad y postularon que el Hijo es eternamente engendrado o generado por el Padre. De forma similar, a partir de la promesa histórica de Jesús a sus discípulos: «A ustedes yo les enviaré al Abogado Defensor, el Espíritu de verdad. Él vendrá del Padre y dará testimonio acerca de mi» [NOTA: Jn 15:26], postularon que el Espíritu eternamente procede del Padre. Por lo tanto, el Credo de Nicea (325) definió al Hijo como «nacido del Padre». El Primer Concilio de Constantinopla (381) añadió la definición de que el Espíritu Santo «procede del Padre». Esta formulación fue universalmente aceptada por la iglesia en el Concilio de Calcedonia (451).
Los teólogos de la iglesia occidental con frecuencia ampliaron la frase acerca de procesión para decir que el Espíritu Santo «procede del Padre y del Hijo [filioque]». Esta revisión del Credo de Nicea fue realizada en el Tercer Concilio de Toledo (589) y fue aprobada oficialmente en 1017. Esta inserción de una sola palabra latina a un credo ecuménico generó una crisis de autoridad que finalmente llevó a la división entre las iglesias ortodoxas orientales y la iglesia romana occidental en 1054. Los sutiles puntos teológicos fueron mucho menos responsables de la división que la lucha por el poder eclesiástico sobre la autoridad del papa.
El intento para definir las relaciones eternas en la Trinidad inmanente u ontológica parece estar equivocado. En primer lugar, Dios no nos ha dado una revelación de la naturaleza de sus relaciones eternas. Debemos seguir el mandamiento de la Biblia: «El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce» [NOTA: Dt 29:29] y rehusar especular. En segundo lugar, el Credo de Nicea define al Hijo como «engendrado, no creado». El punto fue que algo engendrado era de la misma sustancia del que hace el engendramiento. No obstante, el término «engendrad» no se podía definir con claridad, por lo que fue de poca ayuda. En tercer lugar, engendrado inevitablemente implica un comienzo de alguien engendrado. Esto ciertamente prestaría apoyo a la herejía arriana de que el Hijo es un ser creado y no el Dios Creador. Por estas razones, es mejor omitir los términos del credo «engendrado» y «procede» de nuestra definición de la Trinidad. Nuestra autoridad no está en los credos sino en las Escrituras.
Para resumir, estamos de acuerdo con la definición de la iglesia universal de la Trinidad, confesando que Dios es un ser eterno, revelado en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¿POR QUÉ DEBEMOS ESTUDIAR LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD?
Muchos cristianos encontramos la doctrina de la Trinidad difícil de entender. Sin embargo, el mismo Jesús nos exhorta a amar a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente. Eso significa que alabanza verdadera requiere pensamiento además de sentimiento [NOTA: Mat 22:37; Mar 12:30; Luc 10:27].
J.I. Packer dice: «La formulación histórica de la Trinidad…tiene por objeto delimitar y proteger este misterio (no explicarlo, lo cual está más allá de nosotros), y nos confronta con el concepto más difícil con que la mente humana haya tenido que lidiar. No es fácil, pero es la verdad.» [NOTA FINAL 5] Hablando prácticamente, estudiar la Trinidad ayuda a los cristianos a apreciar su gran salvación, que con frecuencia se describe en los escritos de Pablo como la obra del Dios trino [NOTA FINAL 6].
A medida que logramos entender más profundamente el plan de salvación de Dios Padre, el sacrificio de Jesucristo y el sello del Espíritu Santo, estamos más íntimamente agradecidos con cada miembro de la Trinidad por su trabajo para nosotros, en nosotros y a través de nosotros. Debemos estudiar la doctrina de la Trinidad porque Dios le ha dado a la iglesia una gran bendición al revelar algo tan glorioso sobre sí mismo: que él es trino. Si él nos revela esto, debe considerarlo importante y valioso para nuestra relación.
Para ser una relación, los dos lados necesitan ser conocidos y amados. El mismo está cierto de nuestra relación con Dios. El Dios trinitario nos ama profundamente y nos permite conocerle para que podamos contestar por amarle. No solo es la Trinidad relacional, también quieren que nosotros amamos a Dios y los demás para que la vida de la Trinidad fluye en todas nuestras relaciones. Este punto no puede ser sobredicho. Para demasiado tiempo, las personas han luchado en sus relaciones y encontrado que la teología es un esfuerzo aburrido de los académicos que les gusta debatir sobre cosas impracticables que no les importa mucho. Verdadera teología bíblica es el estudio de nuestro Dios amable y relacional para el propósito de cultivar nuestro amor y salud relacional con Él y los demás. Cuando la teología está quitada de relación, se aleja de su propósito trinitario. Cuando el Nuevo Testamento repetidamente habla de doctrina “sana”, esa palabra significa ser saludable porque el punto de conocer a Dios es volverse sano a través de una relación amigable con Dios y después de tener relaciones sanos y amigables con los demás [NOTA: 1 Tim 1:10, 6:3; Tit 1:9, 2:1]. Simplemente, para ser bíblico, hay que ser relacional.
Sinclair Ferguson agudamente señala de Juan 13-17 que antes de que Jesús fuera a la cruz fue cuando más les habló a sus discípulos acerca de la bendita Trinidad y de su relación con el Padre y el Espíritu Santo [NOTA FINAL 7]. Las últimas palabras de Cristo a sus discípulos antes de ir a la cruz fueron para explicarles, aunque en parte, la doctrina de la Trinidad. Dado que la doctrina de la Trinidad era tan importante como para que Jesús la enfatizara en este momento tan crucial e la historia, estamos en lo correcto al asumir que es también imprescindible para que nosotros podamos entender la persona y la obra de Jesús.
Somos aún más bendecidos al estudiar la Trinidad, porque entonces aprendemos cómo la cruz capacita a los creyentes a compartir la unidad y el amor que existen eternamente entre el Padre y el Hijo [NOTA: Jn 17:11, 22-26], y cómo la cruz, resurrección y ascensión de Cristo nos brindan todo el poder y el conocimiento del Espíritu Santo [NOTA: Jn 14:16-17, 26; 15:26; 16:13].
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES ERRORES DOCTRINALES ACERCA DE LA TRINIDAD?
Muchas herejías han surgido a lo largo de la historia de la iglesia que niegan las afirmaciones básicas de la doctrina de la Trinidad, las cuales son:
1) Dios es tres personas.
2) Cada persona es plenamente Dios.
3) H Cada persona es plenamente Dios.
La tendencia es enfatizar la Trinidad o la unicidad de Dios, la una a expensas de la otra, resultando en una enseñanza falsa y herética.
Las tres herejías más importantes que contradicen la doctrina de la Trinidad son el modalismo (las personas son maneras en que Dios se manifiesta, como en la teología de la Unidad), el arrianismo (el Hijo es una criatura, pero no divino, como con los Testigos de Jehová), y el triteísmo (hay tres dioses, como en el mormonismo y el hinduismo).
La verdad es que la doctrina de la Trinidad es complicada. Por eso, la única forma de discernir con precisión lo que un cristiano profesante cree sobre la Trinidad es por hablar directamente con las personas y escuchar lo que realmente creen. No debemos caer en la herencia del fundamentalismo cristiano y condenar a las personas en base a informes de segunda mano o sus asociaciones. Como ejemplo, estalló la controversia cuando pasé algunas horas, incluida una conversación publica, sobre la Trinidad con el obispo T.D. Jakes hace unos años. Quizás el pastor vivo más famoso del mundo, explicó amablemente cómo, como cristiano nuevo, fue enseñado por pastores que no creían en la Trinidad, pero después de años de estudiar la Biblia, sus puntos de vista habían cambiado. Las personas aprenden a medida que crecen y, aunque la doctrina de la Trinidad es una doctrina cristiana esencial que predico en la Iglesia de la Trinidad donde pastoreo, no debemos apresurarnos a juzgar a los demás sin comprender primero qué es la Trinidad y lo que alguien realmente cree. Sin embargo, si se tiene alguna de las siguientes falsificaciones, deben identificarse como error.
El modalismo
El modalismo enseña que Dios es sucesivamente Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero que él no es simultáneamente Padre, Hijo y Espíritu Santo. El modalismo es una herejía que no considera al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como tres personas particulares en relación, sino simplemente como tres modos o manifestaciones de la única persona divina de Dios. Dios se reveló sucesivamente en la historia de la salvación, primero con Padre (creador y dador de la ley), luego como Hijo (redentor), y finalmente como Espíritu (sostenedor y dador de gracia).
Para un modalista, el Dios del Antiguo Testamento es el Padre. En la encarnación, Dios se manifestó en Jesús. Luego de la resurrección y de la ascensión de Cristo, Dios vino en el modo de Espíritu Santo. Sin embargo, el bautismo de Jesús y la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní revelan claramente que las tres personas hablan entre sí de forma simultánea.
Algunas denominaciones pentecostales adoptan para el bautismo la fórmula «solo Jesús», y por lo tanto, una teología de la unicidad. Ellas afirman que su Dios es uno y que Jesús es plenamente Dios, pero niegan que haya tres personas divinas. La Iglesia Pentecostal Unida es el grupo más grande del unitarismo en Estados Unidos. Oficialmente niegan la doctrina de la Trinidad al decir:
A diferencia de la doctrina de la Trinidad, la UPCI sostiene el punto de vista de la
unicidad de Dios. Se considera que el concepto trinitario de Dios, que Dios existe
eternamente como tres personas distintivas, es inadecuado y es un alejamiento de
la consistente y enfática revelación bíblica de que Dios es uno. […] De este modo,
Dios se manifiesta como Padre en la creación y como el Padre del Hijo, en el Hijo
para nuestra redención y como el Espíritu Santo en nuestra regeneración. [NOTA
FINAL 9]
En otras palabras, el Hijo de Dios es la manifestación del Padre en la carne. El Hijo no es eterno, ni preexistente. Jesús es el Padre y el Hijo: Padre en su divinidad e Hijo en su humanidad. Por lo tanto, se dice que la Trinidad es un mal entendimiento de la enseñanza bíblica.
El arrianismo
El arrianismo fue una temprana enseñanza herética sobre la identidad de Jesucristo, fundada principalmente en las enseñanzas de Arrio. La característica central del pensamiento arriano fue que debido a que Dios es uno, Jesús no pudo haber sido verdaderamente Dios. Para poder lidiar con el testimonio de las Escrituras, que nos presentan a Cristo en una posición exaltada, Arrio y sus seguidores propusieron que Jesús fue el más alto ser creado por Dios. Así que, aunque Cristo era totalmente humano, no era totalmente Dios. La enseñanza de Arrio fue condenada como herética en el Concilio de Nicea en el año 325. [NOTA FINAL 10]
Lamentablemente, el arrianismo es la enseñanza oficial de los Testigos de Jehová, la cual fue fundada en 1881 por Charles Taze Russell. Este grupo enseña que no hay ninguna base bíblica para la doctrina de la Trinidad. Ellos enseñan que hay un ser divino solitario desde toda la eternidad. Este ser divino es Jehová Dios, el creador y conservador del universo y de todas las cosas. Los Testigos de Jehová esencialmente creen lo que Arrio enseñó en el siglo III, es decir, que Cristo no es Dios, sino más bien la primera criatura creada por Dios. Por lo tanto, Jesús es el arcángel Miguel, que se menciona en el Antiguo Testamento. Tampoco es el Espíritu Santo divino, sino algo como la fuerza cósmica de Jehová.
El triteísmo
El triteísmo enseña que la Trinidad consta de tres seres iguales, independientes y autónomos, cada uno de los cuales es divino. El triteísmo hace hincapié en la pluralidad de la Divinidad. Muchas analogías humanas de la Trinidad transmiten en realidad el triteísmo en su lugar. Un ejemplo es la analogía errónea de que la Trinidad es como un huevo con sus tres partes: yema, cara y cáscara.
Adicionalmente, el mormonismo cree que la Trinidad es tres dioses separados: el Padre es un hombre exaltado que se convirtió en un dios; Jesús es el primer hijo-espíritu entre Dios Padre y su esposa. Ellos enseñan que ninguna de las tres personas de la Trinidad es eterna o es el Dios omnipotente. El Hijo y el Espíritu no son verdaderamente de igualdad con el Padre, ya que son sus hijos-espíritus. Hay muchos dioses de muchos mundos. Estos tres son los dioses de este mundo, los dioses con los cuales nos relacionamos.
Un teólogo ha refutado convincentemente estas tres herejías principales:
La doctrina de la Trinidad no afirma, por un lado, que tres personas se unen en una
sola persona, o que tres seres en un solo ser, o que tres dioses se unen en un solo
Dios (triteísmo); ni, por otro lado, que Dios se manifiesta en tres formas diferentes
(modalismo); sino más bien que hay tres distinciones eternas [personales] en la
sustancia de Dios. [NOTA FINAL 11]
¿CUÁLES SON LAS IMPLICACIONES PRÁCTICAS DE LA TRINIDAD?
En efecto, mientras que lo que es hipotético, teórico y filosófico puede ser interesante para algunas personas, solo lo que es práctico es de ayuda para todas ellas. Por consiguiente, hemos elegido cerrar este capítulo con algunas implicaciones prácticas de la doctrina de la Trinidad.
En primer lugar, la vida trinitaria es humilde. La doctrina de la de la Trinidad es tan compleja y maravillosamente misteriosa que nos hace humildes. Esto es porque, aunque Dios puede ser conocido verdaderamente, él no puede ser conocido de forma exhaustiva. Esto nos obliga a ser humildes en nuestra comprensión de Dios y establece un precedente en nuestra manera de pensar que deja espacio para el misterio, porque vemos y conocemos solo en parte, como dice la Escritura. [NOTA: 1 Cor 13:12]
En segundo lugar, la vida trinitaria es amorosa. Cuando 1 Juan 4:7 dice: «el amor viene de Dios», está revelando que el amor emana de la comunidad trinitaria de Dios. El amor trinitario incluye amor por Dios, por la familia, el amigo, el vecino, el extraño y hasta por el enemigo. Esto es porque a pesar de que éramos enemigos de Dios, alejados por el pecado, Jesús vino a ser nuestro vecino, nos amó como a un amigo, murió por nuestros pecados para hacernos su familia y compartió con nosotros el amor de Dios.
En tercer lugar, la vida trinitaria es de adoración. Esto quiere decir que nosotros adoramos, incluidos el canto, el servicio y la oración al Padre, por medio del Hijo y en el poder del Espíritu Santo.
En cuarto lugar, la vida trinitaria es relacional. Juan 1:1 dice: «En el principio la Palabra [Jesús] ya existía. La Palabra estaba con Dios [Padre], y la Palabra era Dios». En el griego original, Juan está diciendo que Dios Padre y Dios Hijo estaban proverbialmente cara a cara en el pasado eterno. Este es el lenguaje de la amistad, que nos impulsa a vivir cara a cara con otros en compañerismo y en comunidad. Esta es la razón de por qué participan en la vida de su iglesia local, así como viven cara a cara con sus cónyuges e hijos. Todos esto es una práctica para el día cuando, como dice Pablo, veremos a Dios «cara a cara» [NOTA: Ibid.].
En quinto lugar, la vida trinitaria está unificada y diversa. A los teólogos cristianos griegos les gusta describir a la Trinidad con el término pericóresis. Así como las tres personas de la Trinidad habitan mutuamente, intercalándose la una a la otra; nosotros estamos profundamente conectados como parte del cuerpo y, sin embargo, mantenemos nuestra propia identidad. Somos siempre personas en comunidad. El término cristiano es como un apellido que revela la conexión entre los miembros.
En sexto lugar, la vida trinitaria es sumisa. Cuando escuchamos a Jesús enseñándonos a orar: «Que se cumpla tu voluntad» [NOTA: Mat 6:10], y que él mismo ora: «Que se haga tu voluntad, no la mía» [NOTA: Luc 22:42], mientras sudaba gotas de sangre por la ansiedad que le causaba el horror de su pronta crucifixión, aprendemos a someternos a la voluntad del Padre por medio del Espíritu Santo así como el Hijo.
En séptimo lugar, la vida trinitaria es alegre. Tim Keller explica:
Glorificar algo o a alguien es alabar, disfrutrar y complacerse en ello. Cuando algo
es útil te sientes atraído a ello por lo que puede darte o hacer por ti. Pero si es
hermoso, entonces lo disfrutas simplemente por lo que es. El solo hecho de estar en
su presencia es tu recompensa. Glorificar a alguien también es servir o respetar a
esa persona. En lugar de sacrificar sus intereses para ser feliz, tú sacrificas los
tuyos para hacerla feliz. ¿Por qué? Porque tu máxima alegría es verla feliz. [NOTA
FINAL 12]
Lo que Keller está diciendo justamente es que la Trinidad es el lugar de la alegría más grande que jamás haya existido o que jamás existirá; cada miembro se deleita en los otros y se derrama de forma continua por el bien de los demás en alegría sin igual. De hecho, otro sinónimo para la Trinidad es Felicidad.
El Dios de la Biblia es en sí mismo eternamente relacional. Algunas religiones enseñan que Dios hizo al hombre para curar su soledad; por el contrario, Dios como comunidad trinitaria jamás existió sin comunidad amorosa. Más bien, él es un Dios relacional que nos recibe en relación consigo mismo.
En conclusión, la Trinidad no es una doctrina para filosofar más allá de las enseñanzas de las Escrituras, sino más bien una vida humilde, amorosa, de adoración, en relación, diversidad, sumisión y alegría a la cual se ingresa por medio del Espíritu Santo, a través del Hijo hacia el Padre.
Dios es bueno. Dios te hizo. Dios hizo de este mundo un hogar para que vivas y tengas una relación amorosa y vivificante con Él, el resto de su familia terrenal de seres humanos, además de su familia espiritual de seres espirituales.
Es por eso que deseamos relaciones refrescantes. Queremos que alguien nos ame y que podamos amar, alguien en quien podamos confiar y que pueda confiar en nosotros, queremos que alguien hable y escuche.
Lo que realmente necesitamos es Alguien. Su relación con Dios debe ser su primera prioridad, fuente de vida saludable y modelo para todas sus otras relaciones. Tus necesidades relacionales son del tamaño de Dios. Incluso un buen amigo es un Dios malo. No hay relación con nadie que pueda reemplazar su relación con Dios. Si sigues los anhelos más profundos de tu alma, te llevarán de regreso al Dios quien te hizo para una relación con Él.
Es cierto que la doctrina de la Trinidad es compleja de comprender. Lamentablemente, se han utilizado varias analogías para tratar de explicar la Trinidad en términos físicos como agua, hielo, y niebla. El problema con este tipo de analogías es que son físicos y no relacionales. Quizás la mejor manera de considerar como Dios puede ser tres personas, pero una es considerar que, en el pacto del matrimonio, un esposo y una esposa, aunque dos personas distintas, se supone que son “una” [NOTA: Gn 2:24]. De hecho, la misma palabra hebrea “echad” utilizada para el esposo y la esposa también se conoce como el Dios trinitario de la Biblia en el estribillo que los antiguos creyentes judíos decían tres veces al día: «El Señor, nuestro Dios, el Señor es uno» [NOTA: Dt 6:4]. Fuiste hecho de una relación, hecho para una relación, y estás hecho por una relación que explica por qué Dios nos habla como estudiaremos a continuación.
PREGUNTAS PARA REVISTA PERSONAL Y / O DISCUSIÓN DE GRUPOS PEQUEÑOS
- ¿Además del Señor, a quien considerarías la persona más fiel de tu vida? ¿Cómo puedes agradecerles hoy?
- ¿Con cuál miembro de la Trinidad estás más familiarizado? ¿Con cuál miembro de la Trinidad estás menos familiarizado? ¿Qué podrías hacer para familiarizarte igualmente con las tres?
- Cuándo piensas en Dios, ¿cuales son las características más comunes que te vienen a la mente? Pase unos momentos pensando en formas prácticas que Dios le ha mostrado su amor.
- Tómense unos minutos en oración y agradezca a Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu cada uno por algo único que han hecho para ti.
- ¿Hay alguien que primero te enseñó acerca de la Trinidad, o quizás que te ayudo a comprender mejor esa doctrina? ¿Hay alguna forma de agradecerles hoy por servirte de esa manera?
- Cuando te enfrentes al día anterior, tómate un momento para invitar al Espíritu Santo a que te dé poder para que puedas vivir una vida como Jesús para la gloria de Dios Padre. Esto te ayudará a ser más como Dios y más sabio entre incluso en medio de una prueba o tragedia.
- ¿Crees alguna herejía acerca de la Trinidad? ¿Hay alguien que conozca que crea alguna herejía acerca de la Trinidad? Además de orar por ellos, ¿hay algo que puedas hacer para ayudarlos a entender y creer la verdad sobre la Trinidad?
- Dado que Dios es relacional y nos hizo para tener relaciones, tómate un tiempo hoy para orar por las personas más cercanas a ti, y anímalos por agradecerlos.
NOTAS
- Robert H. Stein, “Fatherhood of God,” Evangelical Dictionary of Biblical Theology, Baker Reference Library (Grand Rapids: Baker Book House, 1996), 247.
2. Gn 19:24; Sal 45:6–7; Is 48:16-17; Os 1:6–7; Za 3:2; y Mal 3:1–2 son algunas otras pasajes que describen dos seres llamados Señor o Dios
3. Juan 17 es uno de los ejemplos más claros. En la oración de Jesús, temenos la oportunidad de escuchar la comunicación entre la Trinidad.
4. Cf. Mat 1:20–23.
5. J. I. Packer, “Trinity,” Concise Theology: A Guide to Historic Christian Beliefs (Carol Stream, IL: Tyndale, 1993), 40.
6. Rom 8:3–4, 15–17; 1 Cor 1:4–7; 2:4–5; 6:11, 19–20; 2 Cor. 1:21–22; Gal 3:1–5; Ef 1:17; 2:18,20–22; Fil 3:3; Col 3:16; 1 Tes. 1:4–5; 2 Tes 2:13.]: Gordon D. Fee, God’s Empowering Presence: The Holy Spirit in the Letters of Paul (Peabody, MA: Hendrickson, 1994), 48n39.
7. Sinclair B. Ferguson, A Heart for God (Colorado Springs: NavPress, 1985), 18–37.
8. Wayne Grudem, Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1994), 231.
9. United Pentecostal Church International, “Oneness of God,” http://www.upci.org/about.asp.
10. Stanley J. Grenz, David Guretzki, y Cherith Fee Nording, “Councils,” Pocket Dictionary of Theological Terms (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1999), 15.
11. E.A. Park, citado en Augustus Hopkins Strong, Systematic Theology (Old Tappan, NJ: Revell, 1907), 304.
12. Timothy Keller, The Reason for God: Belief in an Age of Skepticism (New York: Penguin, 2008), 214.]