Salmo 3:1,3 – ¡Oh Señor, cuántos son mis enemigos! Muchos se levantan contra mí... Pero tú, oh Señor, eres un escudo a mi alrededor, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
En algún momento, incluso la persona más piadosa experimenta desánimo e incluso depresión. Esta es una parte normal de la vida cristiana, y algo contra lo que muchas personas luchan como una sombra oscura.
En el libro de los Salmos, la categoría más grande es “lamento”, personas que están desanimadas, temerosas e incluso deprimidas procesando sus luchas emocionales en oración y canto. Incluso hay un libro completo de la Biblia llamado “Lamentaciones”, y secciones enteras de libros de la Biblia como Jeremías que exploran las profundidades de la depresión espiritual y el lamento.
En algunos círculos cristianos, se espera que un cristiano maduro solo sonría y pretenda que todos los días son Navidad. Sin embargo, si ha luchado contra la depresión espiritual, está con gigantes espirituales como Martín Lutero, John Wesley, Charles Spurgeon y Abraham Lincoln.
Martín Lutero “estaba a menudo en el séptimo cielo de júbilo, y con la misma frecuencia al borde de la desesperación”, y Charles Spurgeon luchó contra una especie de “depresión sin causa” que, dijo, “no se debe razonar con… lucha con la niebla como con esta desesperanza informe, indefinible, pero que nubla todo.” (1)
Busque los siguientes lamentos en las Escrituras para aprender más sobre cómo procesar la depresión espiritual: Salmo 3, 10, 13, 17, 31, 42, 43, 60, 79, 80, 94, 102.
- Desenmascarando la depresión masculina: reconociendo la causa raíz de muchos comportamientos problemáticos, como la ira, el resentimiento, el abuso, el silencio, las adicciones y la compulsividad sexual (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2001), 17.
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