Hebreos 13:15–16: “Por medio de él, ofrezcamos continuamente a Dios sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. No dejéis de hacer el bien y de compartir lo que tenéis, porque tales sacrificios son agradables a Dios.”
Si quisieras saber qué es la adoración, principalmente se puede resumir en dos cosas: adoración y acción. Declarar a Dios y hacer el bien.
En otras palabras, es nuestra relación con Dios lo que afecta nuestra relación con los demás. El significado de santo es que somos apartados y mostramos a otros esta santidad, por el poder del Espíritu Santo, amando, teniendo compasión y ayudando a los que nos rodean.
Dios es el primer y último adorador y, debido a que estamos hechos a Su imagen y semejanza, podemos mirarlo a Él como el máximo ejemplo como el adorador perfecto. Dios está adorando continuamente, lo que implica poner a otro en prioridad, prominencia y preeminencia. Antes de mirar al mundo y cómo adoran, debemos mirar hacia arriba y cómo adora Él.
¿Alguna vez has pensado en el hecho de que Dios también es un adorador? ¿Qué podemos aprender de Él a medida que aprendemos más acerca de la adoración?
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