En Génesis 21, parece que, después de la llegada del hijo prometido de Abraham y Sara, Isaac, la vida será más tranquila y podrán disfrutar de las bendiciones que Dios les ha dado. Pero, en Génesis 22, Dios somete a Abraham a la prueba definitiva de la fe y, alerta de “spoiler”, logra pasar la prueba, esto causa que la bendición no sólo sea para él y su familia más cercana, sino también para las futuras generaciones de su familia, a través de las cuales, finalmente, vendrá Jesús.