1 Pedro 3:20 – La paciencia de Dios esperó en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual unas pocas, es decir, ocho personas, fueron sacadas a salvo a través del agua.
2 Pedro 2:5 – [Dios] no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, heraldo de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos.
La historia de Noé es asombrosa. Desde el pecado de Adán hasta los días de Noé, Dios esperó pacientemente alrededor de 1600 años viendo una rebelión constante. Entonces Dios le dijo a Noé que predicara el arrepentimiento y construyera un bote. ¿Por qué? En 120 años, Dios juzgaría el pecado e inundaría la tierra. Noé y su familia construyeron un arca que tenía 1,400,000 pies cúbicos, con la forma de un barco de guerra moderno y lo suficientemente grande como para albergar unos 522 vagones de ferrocarril modernos. Noé hizo esto en el desierto, y muchos comentaristas creían que todavía no había llovido sobre la tierra.
Todos pensaron que Noé estaba loco y nadie respondió a su predicación. ¿Imagínese decirle a la gente lo que Dios le dijo que dijera, durante 120 años, y no tener más conversos que su propia familia? La paciencia de Dios y la persistencia de Noé son increíbles.
La gente en los días de Noé no creía que vendría un juicio de agua. De la misma manera, la gente de nuestros días no cree que venga un juicio de fuego. Entonces y ahora, todos parecen asumir que Dios no ha hecho nada para detener a los pecadores durante tanto tiempo que no tienen nada que temer.
Las únicas personas salvadas en los días de Noé fueron su esposa y los miembros de su familia. Noé confió en Dios por fe, incluso cuando no tenía sentido. La diferencia entre la familia de Noé que vivió y todas las demás familias que murieron fue que su padre recibió la gracia de Dios y guió a su familia a través de una tormenta.
Hoy, sabemos que se acerca el juicio y que Dios simplemente está siendo paciente en Su tiempo. Hoy sabemos que nuestra arca es Jesucristo, quien nos llevará a través de nuestras tormentas hacia una nueva vida al otro lado del juicio. Y, ahora más que nunca, la historia de Noé nos enseña que necesitamos esposos y padres amorosos y piadosos para guiar a sus familias a través de las tormentas y el juicio al recibir la gracia de Dios y liderar con fe en Dios.
¿Qué tormenta estás pasando? ¿Cómo ha sido Dios paciente contigo? ¿Cómo puede animarte hoy la fe paciente de Noé?
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