La Biblia afirma la humanidad de Jesucristo en una variedad de formas. Jesús tenía un nombre humano—Jesús (que significa “Yahweh salva”) Cristo (que significa “ungido”)—y una genealogía humana.1 Nació de una mujer,2 tuvo hermanos y hermanas,3 y era racialmente judío.4 Jesús creció física, espiritual, mental y socialmente,5 aprendió,6 experimentó fatiga,7 durmió,8 tuvo hambre9 y sed,10 trabajó como artesano,11 tuvo amigos y amigas que amaba,12 dio cumplidos alentadores,13 amaba a los niños, 14 celebraba fiestas, 15 iba a fiestas, 16 amaba a su mamá, 17 oraba, 18 rendía culto, 19 y obedecía a Dios Padre. 20
Además, Jesús no solo tenía un cuerpo físico,21 sino que también sufrió y murió “en la carne”.22 Además de su cuerpo, Jesús también tenía un espíritu humano.23 Jesús también era emocional, porque la Biblia señala que Jesús experimentó dolor,24 tuvo compasión,25 se estresó,26 se asombró,27 se alegró28 y contó chistes,29 e incluso lloró.30
En conjunto, estas son claramente las formas en que hablamos de los seres humanos y revelamos que Jesús era, como lo declaran Jesús y otras Escrituras, un hombre.31 La importancia de este hecho se encuentra en 1 Juan 4:2–3:
En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. Este es el espíritu del anticristo, del cual oísteis que venía y ahora ya está en el mundo.
La creencia en la plena humanidad de Jesucristo fue la posición dominante de la iglesia cristiana primitiva. Atanasio expresó bien la opinión de la iglesia:
Pedro escribe en su carta: “Cristo, pues, padeció en la carne por nosotros” [1 Ped. 4:1]. Así que cuando se dice que tuvo hambre y sed y se afanó y fue ignorante y durmió y clamó e hizo súplicas y huyó y nació y se apartó de la copa—en general, hizo todas las cosas que pertenecían a la carne—que . . . todas las cosas de este tipo se afirman como "por nosotros en la carne", porque precisamente por eso el apóstol mismo dijo: "Cristo, pues, padeció" no en la Deidad, sino "por nosotros en la carne", para que las pasiones pueden ser reconocidas como propiedades naturales no del Logos sino de la carne.32
Tómese unos momentos en oración hoy para agradecer a Jesús por humillarse y entrar en la historia humana como nuestro salvador.