Doctrina: La Revelación

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Para una clase completa sobre este tema, visite: https://realfaith.com/sermons/doctrine-7-revelation-god-speaks/

Nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios (no el espíritu del mundo), de manera que podemos conocer las cosas maravillosas que Dios nos ha regalado.

1 CORINTIOS 2:11a –12

Cuando era niño, fui criado en la Iglesia Católica. En lugar de llevar una Biblia a la iglesia, muchas personas simplemente usaron los libros en los bancos de la iglesia que tenían Escrituras, oraciones y canciones. Estos libros se dejaron en el edificio de la iglesia, por lo que mi suposición cuando era niño era que esas cosas eran para la iglesia, pero no para el resto de la vida fuera de la iglesia.

En casa, nuestra familia tenía una Biblia enorme que estaba en una mesa en la sala, pero era lo suficientemente grande como para servir como su propia mesa. En la portada estaba una imagen de Jesús con pelo largo y bello, llevando un vestido blanco y sandalias sensibles, y si recuerdo bien, unas ovejas. Aunque vi esa Biblia todos los días, no recuerdo abrirlo porque el Jesús en la portada no parecía como un hombre que yo quería seguir o reflejar. Supuse que sabía lo esencial de lo que decía la Biblia: sé una buena persona y estarás bien e irás al cielo, así que no sentí ninguna necesidad de profundizar.

En la escuela secundaria, me consideraba un joven moral que creía en Dios, pero no hacía casi nada para crecer espiritualmente aparte de memorizar algunas oraciones cuando me sentía mal por algo que había hecho. Las cosas comenzaron a cambiar cuando conocí a la hija de un pastor. Nos hicimos amigos, y ella fue rápidamente mi persona favorita. Desde nuestra primera cita el 12 de marzo de 1988, me complace informar que sigue siendo mi persona favorita en el planeta.

Grace me compró una muy buena Biblia como regalo de graduación. Tenía una cubierta de cuero genuino con mi nombre grabado. Cuando entré en una universidad secular, casi todos los profesores hacían referencia a la Biblia, a Jesús y al cristianismo—negativamente. Por curiosidad, comencé a leer la Biblia. Honestamente, no estaba de acuerdo con mucho de lo que leía. Los buenos religiosos como yo eran los malos que mataron a Jesús. Además, considerándome una buena persona, el pensamiento de que todas las personas eran pecadores, no esencialmente buenas, y que solo podían ser salvadas del infierno con la ayuda de Dios, era ofensivo. Las reglas contra cosas como el sexo fuera del matrimonio también parecían reglas aburridas y anticuadas que habíamos superado.

Como muchas personas, no conocía la Biblia, pero asumí que entendía el mensaje central. Por leerlo, descubrí que no estaba de acuerdo con la mayoría de lo que dijo. Eventualmente, llegué a la conclusión de que mi problema con la Biblia era sobre la autoridad. Debido a que la Biblia y yo no estábamos de acuerdo sobre muchas cosas, uno de nosotros tenía que cambiar. Yo estaba boxeando con la Biblia. Sabía que podía ignorarla, editarla o aceptarla y darla la autoridad en mi vida.

Finalmente, yo perdí. Llegué a la conclusión de que la Biblia tenía razón, y cuando no estaba de acuerdo, estaba equivocado. Acepté la Biblia como una revelación perfecta de Dios y que no tenía derecho a cambiarla, ya que su propósito era cambiarme. Desde esa decisión, todos los días de mi vida me he dedicado a estudiar y enseñar la Biblia, no como una palabra acerca de Dios, sino más bien la Palabra de Dios que es de Dios y para las personas. En el resto de este capítulo, esperamos ayudarlo a comprender el concepto de revelación divina en general, y la Biblia en particular.

¿QUÉ ES LA REVELACIÓN? 

La gente tiene un apetito insaciable por la información y la comunicación. Desde teléfonos celulares hasta televisores, correo electrónico, radios, sitios web, blogs, redes sociales, reuniones, reuniones por Internet, libros, revistas, periódicos, películas, canciones, mensajes de texto, conversaciones, etc., la gente quiere saber y ser conocida. ¿Por qué? Nuestro Dios comunica, como Génesis 1 nos dice no menos de diez veces, «Dios dijo». Y nos hizo en su imagen para comunicarnos con él y con los demás.

En esta inundación de información, la pregunta es ¿cómo escuchamos la voz de Dios? ¿Él habla internamente a través de nuestro espíritu? ¿Habla externamente a través de un hombre santo como un profeta? ¿Habla a través de la sabiduría antigua o la tradición? ¿O quizás Dios no habla en absoluto porque Dios no es una persona sino una fuerza muda, distante y desinteresada en nosotros?

El núcleo del cristianismo es la creencia que Dios habla a través de la revelación, enseñándonos dos cosas sumamente importantes: 1) Quien es Dios, y 2) Quienes somos. Lo opuesto de la revelación divina de Dios es la especulación humana sobre Dios. A medida que recibimos y creemos la revelación de Dios por fe, el poder y la presencia de Dios nos transforman para ser más como Jesucristo. La revelación culmina con la misión de contarle al mundo acerca de Dios de la misma manera que alguien que se ha enamorado profundamente no puede dejar de hablar de la persona que disfrutan y presentarle a todos los que conocen.

¿CÓMO SE NOS HA REVELADO DIOS?

Al hablar con alguien, generalmente la mejor manera de entender lo que está diciendo es ver su cara y escuchar sus palabras. Esto se debe a que las personas comunican el significado de múltiples maneras a la vez. De la misma manera, Dios nos comunica de dos maneras todo el tiempo. Estos se llaman revelación general y revelación especial.

La revelación general

Dios se revela a todos en todas partes por medio de la revelación general. Esta incluye la creación, la gracia común y la conciencia.

Respecto a cómo Dios se revela generalmente por medio de la creación, el salmista dice: «Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos. […] Su mensaje se ha difundido por toda la tierra y sus palabras, por todo el mundo». Isaías proclama: «¡Toda la tierra está llena de su gloria!» Romanos 1:19-20 hace eco y amplía el Antiguo Testamento diciendo: «Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente. Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina». A través de la creación—los cielos y la tierra, las flores y la mosca, las galaxias y el quark—Dios mismo se ha dado a conocer junto con su poder, su amor y su gloria. En todas partes, la gente puede ver su sabiduría, su majestad, su poder y su naturaleza divina, su justicia y su bondad [NOTA: Sa. 104; Sa. 8:1; Rm. 1:20; Rm. 2:14–15; Hch. 14:17.].

Entre los aspectos más impresionantes de la creación está el cuerpo humano. Cada médico que estudia el cuerpo, cada madre que da a luz a un niño, cada abuelo que sostiene un nieto en sus brazos y cada persona que se detiene por un momento para considerar los ojos que Dios le dio para leer estas palabras y la mente que le dio para entenderlas debería experimentar un sentido de maravilla y adoración. Entendiendo el amor y el cuidado que Dios ha puesto en la humanidad, el Salmo 8:3-4 dice: «Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos—la luna y las estrellas que pusiste en su lugar—, me pregunto: ¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos, los seres humanos para que de ellos te ocupes?».

La revelación general de Dios también incluye la gracia común. Agustín (354-430 d.C) utilizó el término gracia común, ya que es para todos y, por lo tanto, común a todos los seres humanos. A través de la gracia común Dios revela su amor a todo el mundo, aunque no en una forma salvadora. La gracia común de Dios incluye el agua que bebemos, los alimentos que comemos, el sol que disfrutamos y la lluvia que necesitamos; Dios es bueno tanto para con el pecador como para con el santo [NOTA: Sa. 65:9; 104:14; Mt. 5:45.].

La gracia común de Dios permite que incluso aquellos que lo desprecian puedan aprender y obtener ganancias en áreas como la ciencia, la filosofía, la tecnología, la educación y la medicina. La gracia común de Dios permite el florecimiento de las sociedades, la existencia de las familias, el surgimiento de las ciudades y la prosperidad de las naciones [NOTA: Por ejemplo, Ex. 31:2–11; 35:30–35.]. La gracia común también permite que personas que no están en comunión con Dios por medio de Jesucristo puedan vivir vidas aparentemente decentes y morales en compasión y servicio, aunque sus obras no sean de ninguna manera actos de adoración para la gloria de Dios. El resultado de la gracia común de Dios es que la vida, tal como la experimentamos, es mucho mejor de lo que podría serlo si los pecadores fueran dejados a su libre albedrío. Todos experimentan la gracia de Dios en distintos grados, sin importar cuán pecaminosos sean, simplemente porque Dios es amoroso y bueno y está decidiendo a hacer el bien por amor. Cualquier persona que ríe, sostiene un bebé, disfruta del calor del sol en su rostro, ha disfrutado de nadar o ha contemplado una puesta de sol ha disfrutado en alguna medida la gracia común de Dios.

Externamente, la gracia común de Dios se experimente en la providencia y el milagro. Dios es bueno y soberano, y las cosas buenas que disfrutamos en esta vida son de Él. De la misma manera que una persona trabaja con dos manos, podemos considerar que Dios también está trabajando metafóricamente con dos manos. Por un lado, Dios obra a través de milagros que son revelaciones visibles de Su persona y poder. Muchas personas experimentan esto de varias maneras, y a veces no entienden que es Dios hasta que son salvos y tienen fe para verlo.

Por otro lado, Dios obra a través de la providencia, que incluye revelaciones invisibles de Su persona y poder. Algunas personas erróneamente atribuyen la causa de la providencia de Dios a la suerte, el azar, o el karma. La verdad es que Dios está obrando en las vidas de personas que no lo conocen. Hechos 14:17 dice, «pero nunca las dejó sin pruebas de sí mismo y de su bondad. Por ejemplo, les envía lluvia y buenas cosechas, y les da alimento y corazones alegres».

Internamente, Dios se revela también a sí mismo generalmente a través de la conciencia que nos dio como portadores de su imagen. Casi todo el mundo sabe que está mal matar a su vecino, mentir o robar la mujer del prójimo, porque Dios ha escrito su moralidad en los corazones humanos [NOTA: Rm. 2:14–15.]. Además, Dios el Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio [NOTA: Jn 16:8–11.]. Incluso los pecadores saben dar cosas buenas a sus hijos, porque Dios nos creó como portadores de su imagen con una conciencia que nos sirve de brújula moral [NOTA: Mt. 7:11.]. Mientras que algunas personas hacen caso omiso e incluso destruyen su conciencia, el hecho de que otros se reconozcan su violación de lo correcto y de lo bueno sólo sirve para reforzar la verdad de que a través de nuestra conciencia Dios se ha revelado como santo y justo. Además, las personas recurren de manera innata a la conciencia cada vez que quieren justicia o denuncian algo como incorrecto o injusto.

Positivamente, la revelación general implica que todas las personas conocen a Dios de una forma general porque él se ha dado a conocer a través de la creación, la gracia común y la conciencia. Como resultado, Romanos 1 dice que aquellos que «detienen» la verdad que Dios ha hecho conocer a través de la revelación general «no tienen ninguna excusa»; por consiguiente, merecen ser condenados [NOTA: Rm. 1:18–32; 2:5–6, 8–9; Jn 3:19.]. Su bondad y consideración que se extienden a todos tiene la intención de infundir el arrepentimiento [NOTA: Rm. 2:4.]. Aquellos que sigan el camino de la verdad de la revelación general puedan disfrutar aún más revelación sobre Dios que termina en vida eterna [NOTA: Hch. 10:1–7; Rm. 2:7, 10; 10:15–18.]. Se podría dar innumerables ejemplos; algunos incluyen el hecho de que Dios envía misioneros a pueblos no alcanzados pero abiertos al Evangelio; Dios envía sueños y visiones sobre Jesús a musulmanes en países cerrados al evangelio; y incluso envía un ángel, de ser necesario, para comunicar el Evangelio de Jesucristo. En resumen, confiamos en la bondad y en la soberanía de Dios para tratar con justicia a toda la gente.

La revelación especial

Para cualquier persona, tener un conocimiento sanador de Dios requiere que, además de la revelación general, deba recibir y creer también en la revelación especial. Esto es porque mientras que la revelación general es buena y verdadera, no le revela a alguien que Dios se hizo hombre y murió en la cruz en nuestro lugar por nuestros pecados.

Los cristianos hemos creído siempre que Dios es real, personal y relacional. Creemos que sólo mediante la autorevelación de la gracia de Dios puede alguien llegar a conocerlo. Dios ha actuado y ha hablado de tal forma que él mismo se ha dado a conocer a fin de que el hombre sea capaz de desarrollar una relación personal con él.

Él se reveló a sí mismo por medio de la Encarnación, donde la segunda persona de la Trinidad humildemente ingresó a nuestra historia humana como el Dios-hombre Jesucristo. Durante su ministerio terrenal, Jesús fue guiado y capacitado por el tercer miembro de la Trinidad, Dios el Espíritu Santo. Este mismo Espíritu Santo inspiró también la escritura de la Santa Biblia.

Dios continúa revelándose hoy en día, y la forma principal en que lo hace es a través de la Biblia divinamente inspirada, inerrante y autoritativa. La Biblia es la única revelación totalmente confiable de Dios para nosotros hoy. La Escritura es el tribunal de más alta autoridad para los cristianos y sus líderes, mediante la cual cualquier supuesta revelación de Dios es comprobada.

La fe cristiana está construida sobre la Biblia. El erudito del Nuevo Testamento Darrell Bock lo expresa así en una entrevista que yo realice con él:

No se puede hablar del cristianismo sin las Escrituras. Si eliminas la Escritura, no hay mucho más. Aunque puedes tener buena fe en Dios y saber un poco sobre la vida de Jesús, no sabes mucho. Ese es un punto de partida y un punto de referencia para todos nosotros. No es que estemos adorando al Libro, sino que estamos comprometidos con los conceptos que nos ponen en una relación adecuada con Dios.

Debido a que la Biblia es tan central en el cristianismo, en algún momento cada uno de nosotros tiene que resolver lo que pensamos sobre el Libro. Muchos de los desacuerdos entre cristianos y no cristianos tienen que ver con sus creencias sobre la Biblia. Un no cristiano podría considerar interesantes algunos partes del Libro. Podrían ser inspirados por algunas de las frases. Aceptan algunos puntos, pero no otros. Ven la Biblia como una barra de ensaladas: «Yo quiero un poco de esto. Pero esto no. Y esto sí, y eso no». Pero para los cristianos, la Biblia es totalmente cierto. No es una barra de ensaladas. Es un almuerzo en caja, tómalo o déjalo.

Cuando los cristianos dicen cosas increíbles sobre la Biblia, simplemente están reiterando lo que la Biblia dice de si mismo. La Biblia dice que Dios es el autor de cada libro y cada palabra a través de autores humanos. Estos autores tienen sus propios estilos, voces, perspectivas y distinciones culturales, pero Dios les inspiró a todos para escribir lo que Él quería comunicar con exactitud. Esto es diferente del Corán o el Libro de Mormón, por ejemplo, que los partidarios del islam y el mormonismo afirman que fueron el resultado de que alguien tomara el dictado. La Biblia es diferente, superior y autoritativa porque cuando la Biblia habla, Dios habla.

¿QUÉ SON LAS ESCRITURAS?

La Escritura es Dios hablándonos su verdad por medio de palabras humanas. Los escritores del Nuevo Testamento afirman que el Antiguo Testamento es la Sagrada Escritura, que literalmente significa «escrito» [NOTA: Mt. 21:42; 22:29; 26:54, 56; Lc. 24:25–32, 44–45; Jn. 5:39; 10:35; Hch. 17:2, 11; 18:28; Rm.1:2; 4:3; 9:17; 10:11; 11:2; 15:4; 16:26; 1 Cr. 15:3–4; Gl. 3:8, 22; 4:30; 1 Tm. 5:18; 2 Tm. 3:16; St. 4:5; 2 Pd. 1:20–21; 3:15–16.]. La palabra Biblia proviene de la palabra griega para libro. La Santa Biblia, por lo tanto, significa «libro sagrado». Fue escrita en tres idiomas (hebreo, griego y un poco en arameo) durante un período de más de mil quinientos años por más de 40 autores (de distintas edades y procedencia) en tres continentes (Asia, África y Europa).

La Biblia Protestante consiste en realidad de sesenta y seis libros separados. Treinta y nueve libros, aproximadamente tres cuartas partes de la Biblia, están en el Antiguo Testamento, que es el registro de lo que Dios dijo y hizo en la historia desde que creó el universo y a nuestros primeros padres, Adán y Eva, hasta aproximadamente el año 450 a.C. En el periodo comprendido entre los dos testamentos, el pueblo esperó la venida del Mesías a la historia humana. Los veintisiete libros del Nuevo Testamento comienzan con los cuatro Evangelios, que registran la vida, muerte, sepultura, resurrección y retorno de Jesús al cielo; y luego instruyen a los cristianos e iglesias cristianas sobre cómo pensar y vivir a la luz de quién es Jesús y de lo que él ha hecho.

Por lo tanto, la Biblia es una biblioteca de libros que forman un solo Libro, mostrando unidad y continuidad divinas. Ese punto está ilustrado por el hecho de que el Nuevo Testamento tiene alrededor de trescientas citas explícitas del Antiguo Testamento, así como más de cuatro mil alusiones al Antiguo Testamento. En muchos sentidos, el Antiguo Testamento es una serie de promesas que Dios hace y el Nuevo
Testamento es el registro del cumplimiento de esas promesas y adelanto del cumplimiento de las promesas restantes en la segunda venida de Jesús.

La Biblia es el libro más vendido de todos los tiempos. El Antiguo Testamento fue originalmente escrito en papiro, una forma de papel hecho de caña. Cuando se escribió el Nuevo Testamento, también se usó pergaminos (pieles preparadas de animales) [NOTA: 2 Tm. 4:13.]. Las páginas eran puestas juntas en rollos [NOTA: Es. 6:2; Sa. 40:7; Lc. 4:17, 20.].

Los capítulos y versículos se añadieron para proporcionar direcciones (no muy diferentes a las de nuestros hogares) que nos ayudan a encontrar secciones particulares. En el año 1205, Stephen Langton, profesor de teología quien luego fue arzobispo de Canterbury, comenzó a dividir la Biblia en capítulos. En 1240, el cardenal Hugo de San Cher público una Biblia latina con unas 1189 divisiones en capítulos que existen hoy en día. Robertus Stephanus, un protestante impresor de libros, fue condenado como hereje por imprimir Biblias. Mientras huía con su familia a Ginebra por caballo, hizo arbitrariamente divisiones de versículos dentro de las divisiones de capítulos que había hecho Stephen Langton. Su sistema se utilizó para la primera Biblia en inglés (El Nuevo Testamento de Ginebra de 1557) y se convirtió en el actual sistema de 31.173 versículos. Es importante señalar que los capítulos y los versículos de la Biblia no fueron aplicados con un método lógico o consistente y, aunque útiles, ellos no son autoritativos. Debido a que la Biblia no estaba destinada para ser leída en partes y piezas, leer versículos fuera de contexto puede conducir a graves malentendidos. Por lo tanto, interpretar correctamente secciones particulares de la Escritura requiere poner atención tanto al contexto inmediato como al contexto total de toda la Escritura.

¿CÓMO ES JESÚS EL HÉROE DE LA BIBLIA?

            La línea de apertura de la Escritura nos presenta a su héroe, Dios. Este Dios es revelado a lo largo de las páginas de la Escritura. En la línea de cierre de las escrituras del Nuevo Testamento, se nos recuerda que el Dios que es el héroe de la historia verdadera de las Escrituras es Jesucristo. Por lo tanto, la Palabra escrita de Dios nos revela la encarnada («en carne humana») Palabra de Dios, Jesucristo. Además, sin la Palabra escrita, no podemos conocer a cabalidad la Palabra encarnada.

Ambos testamentos tratan sobre Jesús—cualquier persona puede leer la Biblia, pero solamente alguien que la lea en el Espíritu llega a esta conclusión correcta. Algunas personas prefieren el Nuevo Testamento al Antiguo Testamento, ya que creen erróneamente que sólo el Nuevo Testamento trata sobre Jesús. Sin embargo, fue Jesús mismo quien enseñó que el Antiguo Testamento trata primordialmente sobre Él. Mientras debatía con los teólogos de su tiempo, Jesús los reprendió, diciendo en Juan 5:39-40: «Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que en ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí! Sin embargo, ustedes se niegan a venir a mí para recibir esa vida». La Biblia no es solo principales para una buena vida sino también una persona con quien vivir.

Después de su resurrección, Jesús abrió el Antiguo Testamento para enseñar a otros acerca de sí mismo: «Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo» [NOTA: Lc. 24:27.]. Del mismo modo, al hablar con sus discípulos, Jesús dijo: «Cuando estaba con ustedes antes, les dije que tenía que cumplirse todo lo escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos» [NOTA: Lc. 24:44.]. Leemos también que él «les abrió la mente para que entendieran las Escrituras» [NOTA: Lc. 24:45.].

Las propias palabras de Jesús sobre sí mismo como el mensaje central del Antiguo Testamento están deliberadamente claras. Dijo en Mateo 5:17-18: «No malinterpreten la razón por la cual he venido. No vine para abolir la ley de Moisés o los escritos de los profetas. Al contrario, vine para cumplir sus propósitos. Les digo la verdad, hasta que desaparezcan el cielo y la tierra, Y no desaparecerá ni el más mínimo detalle de la ley de Dios hasta que su propósito se cumpla». Jesús repitió este hecho durante todo su ministerio al decir que en él ciertas Escrituras hallaban su cumplimiento [NOTA: Por ejemplo, Mt. 26:56; Lc. 4:20–21; 22:37.]. Para interpretar correctamente las Escrituras debe conectar sus versículos, conceptos y eventos a Jesús.

El Antiguo Testamento predice la venida de Jesús y, en una variedad de maneras, prepara al pueblo para su persona y obra.  El Nuevo Testamento reflexiona sobre la vida de Jesús, sobretodo en los cuatro Evangelios, y detalla los resultados de la vida y del ministerio de Jesús, particularmente en las Epístolas.

El Antiguo Testamento utiliza varios medios para revelar a Jesús; estos incluyen las promesas, apariciones, tipos o prefiguraciones y títulos. En primer lugar, el Antiguo Testamento enseña acerca de Jesús por medio de numerosas promesas proféticas sobre él. Al tiempo de escribirse, más de una cuarta parte de las Escrituras eran de naturaleza profética, prometiendo eventos futuros. Ninguna otra religión o secta del mundo ha podido presentar alguna profecía específica sobre la venida de sus profetas. Sin embargo, en el Antiguo Testamento vemos cientos de profecías cumplidos que se extienden cientos y otras veces más de mil años en el futuro, mostrándonos la presencia y la soberanía de Dios sobre el futuro.

En segundo lugar, el Antiguo Testamento nos enseña acerca de Jesús por medio de las apariciones que él hizo antes de su nacimiento; a esto se le ha llamado ristofanías. Algunos ejemplos incluyen su andar con Abraham, la lucha con Jacob, su aparición a Moisés, su reunión con Sadrac, Mesac y Abed-nego en el horno de fuego y su llamado a Isaías al ministerio [NOTA: Gn. 18; cf. Jn. 8:56; Gn. 32:30; Ex. 3:2–6; cf. Jn. 8:58; Dn. 3:24–25; Is. 6:1–5; cf. Jn. 12:41.]. Otros ejemplos pueden incluir las apariciones ocasionales como «el ángel [mensajero] del Señor», quien algunas veces es identificado como Dios [NOTA: Jcs. 6:11–21; 13:22.]. Este ángel proveyó el sacrificio en lugar de Isaac, y fue el que habló y viajó con Moisés [NOTA: Gn. 22:9-14; Ex. 3:14; 23:20–21; cf. Jn. 8:56–59.].

En tercer lugar, tipos son personajes, instituciones o eventos representativos del Antiguo Testamento que prefiguraban a Jesús. Los ejemplos incluyen a Adán, quien prefigura a Jesús como el segundo Adán; el sacerdocio, que anticipa a Jesús como nuestro Sumo Sacerdote; David y otros reyes, quienes prefiguran a Jesús como el Rey de reyes; Moisés y los profetas, quienes prefiguran a Jesús como nuestro profeta máximo; los sacrificios de animales, que prefiguran a Jesús como el Cordero de Dios sin pecado, inmolado por nuestros pecados; el templo, que prefigura la morada o la presencia de Dios entre nosotros en Jesús; los pastores que cuidan de sus ovejas, los cuales nos recuerdan que somos tan tontos y vulnerables como las ovejas pero Jesús es nuestro pastor en vigilia constante sobre nosotros; los jueces, que prefiguran a Jesús como el Juez máximo de todo el mundo; Y muchos otros, como Jesús el pan verdadero, la vid verdadera y la luz verdadera.

Aprendemos también que el pueblo del Antiguo Testamento desempeña varias clases de servicio similar al servicio que Jesús realiza perfectamente. A diferencia del primer Adán, Jesucristo es el último Adán, qué pasó el examen en un huerto y, al hacerlo, nos atribuyó su justicia venciendo el pecado que nos fue imputado por el pecado del primer Adán. Jesús es el verdadero y perfecto Abel que, aunque era inocente, fue asesinado y cuya sangre clama. Cuando Abraham dejó a su padre y su hogar, estaba haciendo lo mismo que hizo Jesús al dejar el cielo. Cuando Isaac llevó su propia leña y dio su vida para ser sacrificado a manos de su padre, Abraham, nos estaba mostrando lo que Jesús haría más tarde. Jesús es un Jacob más grande que luchó con Dios en Getsemaní y, aunque herido y cojeando, se alejó de su sepulcro bendito. Jesús es un José más grande, que sirve a la diestra de Dios el rey, y extiende su perdón y provisión para los que hemos traicionado, pero usa su poder para salvarnos en amante reconciliación. Jesús es el Moisés máximo, pues actúa como mediador entre Dios y nosotros, ofreciéndonos el nuevo pacto.

Al igual que Job, el inocente Jesús sufrió y fue atormentado por el diablo para que Dios fuera glorificado, mientras que sus necios amigos no le fueron de ayuda ni de respaldo. Jesús es un rey más grande que David; él ha herido de muerte a los gigantes de Satanás, el pecado y la muerte, aunque a los ojos de todo el mundo parecía enfrentar una aplastante derrota a manos de ellos. Jesús es más grande que Jonás porque estuvo tres días en la tumba, no sólo dentro de un pez, para salvar a una multitud aún mayor que Nínive. Cuando Booz redimió a Rut y la trajo a ella y su despreciado pueblo a la comunidad del pueblo de Dios, estaba mostrando lo que haría Jesús para redimir a su novia, la iglesia, de todas las naciones de la tierra. Cuando Nehemías reconstruyó Jerusalén, estaba haciendo algo similar a Jesús, porque él nos está construyendo una nueva Jerusalén como nuestro hogar eterno. Cuando Oseas se casó con una esposa infiel, una prostituta, que continuó buscando con amor, nos estaba mostrando el corazón de Jesús, quien hace lo mismo con su esposa infiel, la iglesia.

También vemos en el Antiguo Testamento varios eventos que preparen un pueblo para la venida de Jesucristo. Por ejemplo, en el relato del Éxodo sobre la Pascua el pueblo cubrió con sangre los marcos de las puertas con hisopo (una hierba común juntada en manojos y utilizada para la limpieza) y nadie podía salir de su casa hasta la mañana. La muerte no entraría a la casa marcada con la sangre del cordero. Pedro dice que nuestra salvación viene dada por Jesucristo por ser «limpiados por [su] sangre» [NOTA: 1 Pd. 1:2.].

En cuarto lugar, hay muchos títulos para Dios en Antiguo Testamento que se refieren a Jesucristo como Dios. En Daniel 7:13-14 Dios es llamado el «hijo de hombre», y Jesús lo adoptó como su título favorito, usándolo unas ochenta veces en los cuatro Evangelios. Jesús es el Siervo Sufriente que fue prometido en Isaías [NOTA: Is. 42:1–4; 49:1–7; 52:13–53:12; cf. Flp. 2:1–11.]. Jesús es también conocido por muchos otros títulos del Antiguo Testamento para Dios, incluyendo el primero y el último, la luz, la roca, el esposo o el novio, el pastor, el redentor, el salvador y el Señor de gloria [NOTA: Is. 41:4, 44:6, 48:12; cf. Ap. 1:17, 2:8, 22:3; Sa. 27:1; cf. Jn. 1:9; Sa. 18:2, 95:1; cf. 1 Cr.10:4, 1 Pd. 2:6–8; Hs. 2:16, Is. 62:5, cf. Ef. 5:28–33, Ap. 21:2.; Sa. 23:1, cf. Hb. 13:20; Os. 13:14, Sa. 130:7, cf. Tt 2:13, Ap. 5:9; Is. 43:3, cf. Jn. 4:42; Is. 42:8, cf. 1 Cr. 2:8.].

Para entender correctamente el Antiguo Testamento debemos conectarla a la persona y a la obra de Jesús. Esto no se debe hacer de una manera alegórica donde significados arbitrarios, ajenos a la Escritura, son asignadas a las palabras e imágenes del Antiguo Testamento, cambiando así su significado. Por el contrario, el significado del Antiguo Testamento incluye simbolismo e identidad que más plenamente están revelados en Jesucristo.

A menos que Jesús sea el mensaje central de las Escrituras, abundan los errores. El más común es el moralismo. El moralismo lee la Biblia no para aprender acerca de Jesús, sino sólo para aprender principios de cómo vivir la vida como una buena persona siguiendo los buenos ejemplos de algunos personajes y evitando los malos ejemplos de los demás. Este enfoque a las Escrituras no es cristiano, porque trata a la Biblia como cualquier otro libro con lecciones morales que están completamente desconectadas de la fe y de la salvación en Jesús.

¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?

            Cómo parte de su ministerio de enseñanza, Jesús a menudo enseñaba a sus alumnos (discípulos) acerca del futuro. En algunas ocasiones les prometió que un día él iba a dejarlos, pero que les enviaría al Espíritu Santo, quien de forma perfecta les recordaría de su vida y de sus enseñanzas para que pudieran escribir y enseñar con exactitud y veracidad hasta completar la Biblia [NOTA: Jn. 14:25–26; 16:12–15.].

Los autores humanos en la Biblia incluyen a reyes, campesinos, filósofos, pescadores, poetas, estadistas, un médico y eruditos. Los libros de la Biblia tratan sobre historia, sermones, cartas, canciones y cartas de amor. Hay estudios geográficos, especificaciones arquitectónicas, diarios de viaje, estadísticas demográficas, árboles genealógicos, inventarios y numerosos documentos legales.

A diferencia de cualquier otro libro, la Biblia es un libro escrito tanto por Dios como por el hombre. Cientos de veces la Biblia dice, «dice el Señor», y también usa frases similares en casi cuatrocientos ocasiones. Sin embargo, no fue escrito por varios autores, a diferencia del libro que está leyendo. No fue la colaboración de Dios y de los seres humanos, o que un ser humano escribió un borrador y Dios hizo las correcciones, o que Dios dio ideas para que los autores humanos las pusieran en palabras. No fueron palabras dictadas a los seres humanos, como ocurre con en Corán. La Biblia no es escritura humana que se convierte en divina cuando el lector descubre un significado espiritual en ella, tal como sucede con los escritos de muchas religiones orientales. No es solamente uno de los muchos libros que contienen los discernimientos religiosos de los antiguos sabios, como enseñan muchos liberales.

Las personas que fueron preparadas providencialmente por Dios, y que fueron motivadas y supervisadas por el Espíritu Santo, hablaron y escribieron según sus propias personalidades y circunstancias, pero de tal manera que sus palabras son la misma Palabra de Dios [NOTA: Jr. 1:5, Gl. 1:15; 1 Cr. 2:13; 2 Tm. 3:16, 2 Pd. 1:20–21; Mc. 12:36, 1 Cr. 14:37.]. La guía sobrenatural de Dios en los escritores y sus situaciones les permitió recibir y comunicar todo que Dios quiso que supiéramos para su gloria y para nuestra salvación.

A esto le llamamos inspiración divina. Para ponerlo más técnicamente, los escritos mismos tienen la cualidad de ser inspirados por Dios. Es decir, no son los autores o el proceso los que son inspirados, sino los escritos.

Creer que Dios escribió las Escrituras junto con los autores humanos a quienes él inspiró para registrar perfectamente sus palabras se llama inspiración (la revelación inspirada por Dios), plenaria (cada parte de la Biblia) verbal (las mismas palabras de la Biblia) [NOTA: Mt. 4:4, 1 Jn. 1:1–3; Mt. 5:17, Rm. 15:4, 2 Tm. 3:16.].

Simplemente, esto significa que Dios el Espíritu Santo inspiró no sólo los conceptos de la Escritura, sino también cada una de las palabras exactas y de los detalles mismos que fueron registrados perfectamente para nosotros como Escritura.

Cuando decimos verbal, creemos que las palabras mismas son inspiradas e importantes, elegidas por Dios, de tal forma que cada palabra es sustancial. Por eso Jesús dijo que no se puede ignorar «ni el más mínimo detalle» de la Biblia [NOTA: Mt. 5:18.]. No podemos limitar la inspiración divina a los conceptos que Dios puso en la mente de los autores humanos que hicieron su mejor esfuerzo para transmitir esas ideas en palabras. Por el contrario, su revelación viene a nosotros en esas palabras exactas.

Cuando decimos plenaria, queremos decir que no hay partes de la Biblia que no creamos, que no nos gusten, que no enseñemos, que no prediquemos o que no obedezcamos. No podemos ser como Thomas Jefferson, que descaradamente se sentó en la Casa Blanca con una navaja en una mano y una Biblia en la otra para cortar las porciones que rechazaba, anteponiendo su propia autoridad a la autoridad del Señor. Tampoco podemos ser como aquellos que son más sutiles que Jefferson e ignorar simplemente partes de la Biblia como primitivas, desacatarlas como obsoletas o tratar de explicarlas mediante el razonamiento humano. Pablo nos muestra cuál es la actitud apropiada hacia la Escritura en 2 Timoteo 3:16-17:

Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.

Las palabras mismas de la Escritura son revelación milagrosa. Cada parte de la Escritura es la Palabra de Dios a nosotros, el producto de su respiración creativa, tal como el mundo, los humanos y sus apóstoles fueron [NOTA: Sa. 33:6; Gn. 2:7, Jb 33:4; Jn. 20:22.]. Es de ayuda porque es la voz de nuestro Dios que nos ama, nos cuida, nos habla, nos conseja, nos conforta, y nos confronta. Para recibir una palabra de Dios, solo tiene que abrir la Palabra de Dios.

Pedro hace eco de las palabras de Pablo en 2 Pedro 1:19-21:

Debido a esa experiencia, ahora confiamos aún más en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atención a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el Día amanezca y Cristo, la Estrella de la Mañana, brille en el corazón de ustedes. Sobre todo, tienen que entender que ninguna profecía de la Escritura jamás surgió de la comprensión personal de los profetas ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el Espíritu Santo quien impulsó a los profetas y ellos hablaron de parte de Dios.

Pedro nos dice que la Biblia no es fantasía, como un cuento de hadas. Por el contrario, los autores fueron inspirados por el Espíritu Santo, así como un barco es llevado por la brisa que impulsa sus velas. Debido a que las Escrituras provienen de Dios, hablan de cosas que ningún ser humano podría saber y lo hace a la perfección. Por ejemplo, los escritores del Antiguo Testamento no podrían haber inventado detalles profetizados como un nacimiento virginal en el pequeño pueblo de Belén [NOTA: Is. 7:14, Mc. 5:2.]. Si Dios no los hubiera movido, ellos no hubieran podido visto el futuro con tanto detalle. Debido a que sólo Dios es soberano y conoce todo sobre el futuro, reveló exactamente lo que iba a suceder.

Los autores típicos sabían que estaban escribiendo la Sagrada Escritura. Pablo les dije a los Corintios en 1 Corintios 14:37: «Lo que digo es un mandato del Señor mismo». Él tuvo el coraje de darles un mandamiento de Jesús y luego de poner su propio mandamiento justo al lado, como si tuviera la misma autoridad [NOTA: 1 Cr. 7:10, 12.]. Pablo cita el Antiguo Testamento como la Sagrada Escritura: «Pues la Escritura dice: No le pongas bozal al buey para impedirle que coma mientras trilla el grano», y luego cita a Lucas diciendo: «Todo el que trabaja merece recibir su salario» [NOTA: 1 Tm. 5:18.]. Pedro también compara las cartas de Pablo con «las otras Escrituras» [NOTA: 2 Pd. 3:15–16.].

En conjunto, las Escrituras manifiestan afirmaciones increíbles de la verdad. Las Escrituras son:

  • dadas por inspiración de Dios;
  • las palabras mismas de Dios;
  • todo lo que necesitamos para conocer a Dios;
  • una guía perfecta para la vida;
  • puras;
  • verdaderas;
  • dignas de confianza;
  • perfectas;
  • eficaces;
  • poderosas;
  • no se les debe quitar ni añadir;
  • para todo el mundo;
  • la norma por la cual toda enseñanza debe ser evaluada;
  • para ser obedecidas.

Hablando poéticamente, las Escrituras también dicen ser:

  • dulces como la miel;
  • una lámpara para guiar nuestra vida;
  • alimento para nuestra alma;
  • un fuego que purifica y un martillo que nos quebranta;
  • una espada;
  • una semilla plantada en nosotros para salvación;
  • leche que nos alimenta.

[NOTA: 2 Tm. 3:16, 2 Pd. 1:19–21; 1 Tss. 2:13; Lc. 16:29, 31; Prv. 6:23; Sa. 12:6, 119:140; Sa. 119:160, Jn. 17:17; Prv. 30:5–6; Sa. 19:7; Is. 55:11; Heb. 4:12; Dt. 4:2, 12:32; Rm. 16:25–27; Hch. 17:11; St. 1:22; Sa. 19:10; Sa. 119:105; Jr. 15:16; Jr. 23:29; Ef. 6:17, Hb. 4:12.; St. 1:21;1 Pd. 2:2.]

¿CUÁL ES EL CANON DE LA ESCRITURA?

El canon de la Escritura es la colección de libros que la iglesia ha reconocido poseen la autoridad divina en los asuntos de fe y doctrina. El término proviene de la palabra griega kanon y de la palabra hebrea qaneh; ambas significan «una regla» o «vara de medir». El canon es la autoridad por la que cualquier otra afirmación de verdad se compara y se mide. Hablar de los escritos canónicos es hablar de aquellos libros que se considera tienen la autoridad divina. Ellos son los libros de nuestra Biblia.

Los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento y los veintisiete libros del Nuevo Testamento preservados por la gracia de Dios en la Biblia son la Palabra inspirada de Dios. La iglesia reconoce que estos libros constituyen el canon completo inspirado por Dios y los considera como la única autoridad ya que por ellos Dios habla a su pueblo. F.F. Bruce afirma:

Una cosa debe ser enfáticamente dicha. Los libros del Nuevo Testamento no se convirtieron en autoridad en la iglesia por ser incluidos formalmente en una lista canónica; por el contrario, la iglesia los incluyó en su canon porque ya los consideraba como divinamente inspirados, reconociendo su valor innato y su autoridad apostólica en general, ya sea directa o indirecta. Los primeros concilios eclesiásticos que clasificaron los libros canónicos fueron celebrados ambos en el norte de África—en Hipona en el 393 y en Cartago en el 397—, pero lo que estos concilios hicieron no fue imponer algo nuevo sobre las comunidades cristianas, sino codificar lo que ya era una práctica general en aquellas comunidades. [NOTA FINAL #3]

Una y otra vez Jesús y sus apóstoles citaron de este cuerpo de escritos autoritativos. Ellos los designaron como «la Escritura», «las Escrituras», «las santas Escrituras», «los escritos sagrados», y así sucesivamente NOTA: Jn. 7:38, Hch. 8:32, Rm. 4:3; Mt. 21:42, Jn. 5:39, Hch. 17:11; Rm. 1:2; 2 Tm. 3:15]. A menudo introdujeron sus citas con el «Escrito está»; esto es, permanece firmemente lo escrito.

Llamamos a estos escritos autoritativos el Antiguo Testamento. El pueblo judío los llama Tanaj, un acrónimo formado por las primeras letras de las palabras Torá (Ley), Neviim (Profetas) y Ketuvim (Escritos). Vemos esta idea cuando Jesús les explicó a sus discípulos que «[tiene] que cumplirse todo lo escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos» [NOTA: Lc. 24:44.]. Es importante tener en cuanta que el Tanaj incluye el mismo material del Antiguo Testamento protestante, aunque ellos ubican los libros de manera diferente. [NOTA FINAL #4]

A partir del año 250 a.C., los judíos de habla griega que vivían en Alejandría tradujeron el Antiguo Testamento al griego llamándolo la versión Septuaginta o Biblia de los Setenta. Por alguna razón desconocida, ellos cambiaron el contenido de varios libros, añadieron muchos otros y modificaron el orden de los libros.

Los primeros cristianos siguieron el ejemplo de Jesús y utilizaron los mismos libros tal como se encuentran en la Biblia hebrea hoy en día. Pero a medida que el centro del cristianismo comenzó a alejarse de Jerusalén y los cristianos adoraban y leían más en griego que hebreo, hubo una mayor apertura hacia los libros de la versión Septuaginta. Hubo un largo y complicado debate acerca de la validez y de la categoría de estos libros. Eventualmente, la Iglesia Católica Romana adoptó muchos de los libros de la versión Septuaginta en su versión en latín, llamada la Vulgata. Se hace referencia a ellos como deuterocanónicos, indicando que fueron canonizados más tarde. A medida que los reformadores trataron de liberar a la iglesia de muchas enseñanzas tradicionales y de regresar a la Biblia, ellos rechazaron también los libros deuterocanónicos, llamándolos los libros Apócrifos. Mantuvieron el orden de la Vulgata, pero regresaron a los libros autoritativos de Jesús, los judíos de habla hebrea y el cristianismo primitivo.

Hoy las Iglesias Orientales y las Iglesias Católicas aceptan a los apócrifos, mientras que los protestantes permanecen con los libros aceptados por los hebreos en ese momento y ahora. Cabe señalar que aceptar los apócrifos no tendría un impacto significativo en la enseñanza doctrinal de la iglesia. Los errores de la Iglesia Católica provienen del uso de textos apócrifos como semillas para la especulación en lugar de las enseñanzas de los propios textos.

La iglesia primitiva reconoció de inmediato la mayoría de los libros del Nuevo Testamento como canónicos. Los cuatro Evangelios, escritos para preservar y difundir la historia de Jesús a toda la iglesia, fueron recibidos con agrado y universalmente, al igual que los escritos de Pablo, incluyendo 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito (también conocidos como las Cartas Pastorales). Hechos, 1 Juan, 1 Pedro y Apocalipsis también fueron reconocidos universalmente. Sin embargo, la Carta a los hebreos permaneció en disputa durante varios siglos, sobre todo en Occidente, debido al anonimato de su autor. La validez de Santiago, 2 Pedro, 2 Juan, 3 Judas fluctuó de acuerdo con la iglesia, época y juicio individual, y ocasionalmente se omiten de las listas canónicas. Algunas obras de los padres apostólicos, como la Epístola de Bernabé, el Pastor de Hermas y la primera y segunda epístolas de Clemente se citan de forma esporádica como Escrituras potenciales, pero no se suelen incluir en las listas canónicas formales.

En el siglo IV, la iglesia determinó resolver las cuestiones del canon del Nuevo Testamento. En Oriente esto se llevó a cabo con la Carta Pascual Trigésimo Novena de Atanasio en el 367 d.C. En Occidente el canon se fijó en el Concilio de Cartago en el 397 d.C.

¿Hubo disputa por el canon del Nuevo Testamento? En realidad, no. Prácticamente todos los libros fueron aceptados inmediatamente. ¿Canonizó los libros la iglesia? No, en absoluto. Más bien, se reconoció y confirmó su estatus canónico. J.I. Packer describe:

La iglesia no más nos dio el canon del Nuevo Testamento como Sir Isaac Newton nos dio la fuerza de la gravedad. Dios nos dio la gravedad por su obra de creación, y del mismo modo nos dio el canon del Nuevo Testamento al inspirar los libros individuales que lo componen [NOTA FINAL #5].

¿Cómo supo la iglesia qué libros debían ser reconocidos como canónicos? ¿Cuáles fueron los criterios de canonicidad? Se utilizó tres criterios principales:

  1. Conformidad con «la regla de la fe». ¿Se ajusta el libro a la ortodoxia, la verdad cristiana reconocida como normativa en las iglesias?
  2. Apostolicidad ¿Fue el escritor del libro un apóstol o tenía contacto inmediato con los apóstoles el escritor del libro? Todos excepto unos pocos escritores del Nuevo Testamento fueron testigos oculares de los hechos que registraron NOTA: Jn. 19:35; 20:30–31; Hch. 1:1–3, 9; 10:39–42; 1 Cr. 15:6–8; 1 Pd. 5:1; 2 Pd. 1:16; 1 Jn. 1:1–3.]. Aunque no fueron testigos oculares, Lucas recibió su información de Pablo y de numerosos testigos, mientras que Marcos recibió su información de Pedro, quien fue un testigo ocular. Santiago y Judas estuvieron estrechamente asociados con los apóstoles en Jerusalén y fueron probablemente hermanos de Jesús, lo cual los hizo también testigos [NOTA: 2 Tm. 4:11; Lc. 1:1–4; 1 Pd. 5:13.].
  3. Catolicidad ¿Tuvo el libro una aceptación y un uso generalizados y continuos por las iglesias en todas partes? 

Al considerar el gran acuerdo que rodea el canon de las Escrituras, los eruditos

han dicho:

El hecho de que sustancialmente toda la iglesia llegó a reconocer los mismos veintisiete libros como canónicos es notable cuando se recuerda que el resultado no fue inventado. Todos los que las distintas iglesias en todo el Imperio podían hacer era dar testimonio de su propia experiencia con los documentos y compartir cualquier conocimiento que pudieran tener acerca de su origen y carácter. Cuando se tiene en cuenta la diversidad de orígenes culturales y la orientación de los elementos esenciales de la fe cristiana dentro de las iglesias, el común acuerdo acerca de qué libros pertenecían al Nuevo Testamento sirve para sugerir que la decisión final no se originó exclusivamente en el nivel humano. [NOTA FINAL #6]    

¿PUEDO CONFIAR EN QUE MI BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS?

Sí. Si usted tiene una buena traducción moderna de la Biblia, entonces usted tiene casi exactamente lo que escribieron los autores antiguos. Es asombroso que la gente trate de argumentar que no podemos confiar en la Biblia porque no tenemos los manuscritos originales. Sin embargo, nunca se les ocurriría dudar de los escritos de Platón, Sófocles, Homero o César Augusto.

Hasta mediados del siglo XX, nuestros ejemplares más antiguos databan de alrededor del año 900 d.C. Sabíamos del extremo cuidado que los rabinos tuvieron para copiar el texto sagrado antes de destruir el desgastado. No obstante, las copias que teníamos estaban históricamente distantes del original (llamado el autógrafo). Sin embargo, en 1947, los Rollos del Mar Muerto fueron descubiertos en Qumrán. De repente, teníamos copias de gran parte del Antiguo Testamento que eran mil años más antiguas que las copias anteriores, incluyendo algunas 40000 inscripciones antiguas. Con estos fragmentos se han construido más de 500 libros, incluidos algunos del Antiguo Testamento como una copia completa de Isaías.

Una comparación de los manuscritos de Qumrán de Isaías con el texto Masorético del año 900 d.C. mostró variaciones muy leves, generalmente de ortografía (como el vídeo de España y el video latinoamericano) o los cambios de estilo, tal como la adición de una conjunción. Al revisar el texto fundamental de Isaías 53, encontramos que, de las 166 palabras en este capítulo, solo una está realmente en conjetura, y ella no cambia en absoluto el significado del pasaje. El manuscrito de Qumrán añadió la palabra «luz» después de «él verá» en el versículo 11. Es una palabra que estaba implícita, aunque no estaba escrita. Se confirmó nuestra confianza en el texto.

En el caso del Nuevo Testamento, tenemos 20,000 copias antiguas, con fragmentos escritos menos de 100 años después de los libros y cartas originales en griego, latín, coptos y otras lenguas antiguas, incluidos casi 6,000 manuscritos griegos con fragmentos escritos a más tardar 50 años después de los libros y cartas originales. Además, tenemos más de un millón de citas del Nuevo Testamento por los padres de la iglesia. Esto es realmente asombroso, porque la Biblia fue copiada en materiales frágiles como el papiro. Las copias no se guardaban en lugares que las protegieron de los elementos, pero por la providencia de Dios ellas aún subsisten.

Al comparar las copias tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento encontramos variaciones, pero la mayoría de las variaciones en las copias manuscritas son de ortografía, orden de palabras o estilo. Se esperaría tan insignificante error humano a pesar de cuán cuidadosos hubieran sido los escribas. Menos del 1 por ciento de todas las variaciones tienen algo que ver con doctrina, y ninguna doctrina ha sido afectada por cualquier variación.

Por último, el mismo Jesús usó copias y traducciones. Él confiaba en ellas y también debemos hacerlo nosotros, sobre todo cuando la ciencia de la crítica textual ha confirmado que nuestro texto es correcto. Debido a que tenemos tantos manuscritos para poder comprobar, estamos virtualmente seguros de que más del 99,5 por ciento del texto de la Biblia es fiel a los manuscritos originales [NOTA FINAL: Geisler, Norman L., Nix, William E., A General Introduction to the Bible (Chicago: Moody Press, 1986), 475]. En el texto completo de 20,000 líneas, solo 40 están en duda (400 palabras), e incluso los críticos de la Biblia están de acuerdo que nada de esto afecta ninguna doctrina significativa [NOTA FINAL: Ibid.].

¿PUEDEN ESCRIBIRSE HOY LAS ESCRITURAS?

            No. Las únicas personas que podían escribir las Escrituras eran los profetas y los apóstoles: personas que fueron testigos de la revelación de Dios en Jesús, o autores como Lucas, quien basó su Evangelio en el testimonio de testigos oculares y en el informe de los apóstoles que fueron testigos oculares [NOTA: Lc. 1:1–4; Hch. 1:1–3, 9.].

Los libros de la Biblia no se pueden escribir hoy en día por dos razones principales. En primer lugar, el Antiguo Testamento terminó con el profeta Malaquías prometiendo que el próximo evento importante en la historia de la redención sería la venida de Juan el Bautista, quien prepararía el camino para Jesús [NOTA: Ml. 3:1; 4:5–6.]. Hubo entonces cuatrocientos años de silencio en el que no se escribió ningún libro de la Biblia hasta que llegó Juan, tal como fue prometido [NOTA: Lc. 1:11–17.].

Del mismo modo, el Nuevo Testamento termina con su último libro, Apocalipsis, que nos dice que ningún otro libro de la Biblia será escrito después de este y qué nuevamente tendremos silencio hasta que Jesús venga por segunda vez [NOTA: Ap. 22:18–19; Ap. 22:20–21.].

Hoy en día, estamos como el pueblo de Dios en los días entre la promesa de Malaquías y la venida de Jesús. Conocemos al futuro, pero estamos en espera de su venida. Por esta razón, no necesitamos más información, sino más bien el cumplimiento de las promesas que ya hemos recibido.

En segundo lugar, la Biblia nos dice que Jesús es la palabra final de Dios para nosotros y que no debemos añadir nada a la Biblia [NOTA: Hb. 1:1–2; Dt. 4:2, 12:32, Prv. 30:5–6.]. Además, no tenemos ninguna necesidad de otro libro nuevo de la Biblia, porque ya tenemos todo lo que necesitamos para la fe y la devoción. Si hubiera algún conocimiento que necesitáramos desesperadamente, ciertamente Dios nos habría esperado unos dos mil años para revelárnoslo mientras su pueblo esperaba en la oscuridad del conocimiento parcial.

Nuestra forma de decir esto es que el canon de la Escritura está cerrado.  Ningún libro, ni siquiera una palabra, se añadirá a la Biblia. La advertencia de Juan al final de Apocalipsis (22:18-19) se aplica a la Biblia como un todo:

Yo declaro solemnemente a todos los que oyen las palabras de la profecía

escritas en este libro: si alguien agrega algo a lo que está escrito aquí, Dios le

agregará a esa persona las plagas que se describen en este libro. Y si alguien

quita cualquiera de las palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte

del árbol de la vida y de la ciudad santa que se describen en este libro.

Sin embargo, esto no quiere decir que la revelación especial de Dios ha cesado. Dios aún habla a la gente y a grupos, aunque no en una revelación apostólica, inspirada y canónica. Algunos ejemplos incluyen cosas tales como profecías predictivas, sueños, visiones, visitas angelicales y cosas por el estilo, de las cuales la Escritura misma nos habla.

Al tratar con cualquier supuesta revelación extrabíblica, debemos seguir lo que la Biblia advierte. No tenemos que ser ni ingenuos ni escépticos. Por un lado, debemos recordar: «No se burlen de las profecías», y por el otro, debemos «pon[er] a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno» [NOTA: 1 Tss. 5:20-21]. Juan reitera lo dicho por el apóstol Pablo al decir: «Queridos amigos, no les crean a todos lo que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios, porque hay muchos falsos profetas en el mundo» [1 Jn. 4:1].

Debemos seguir las pautas bíblicas para probar a los que profetizan o alegan otras formas de revelación extrabíblica:

  1. ¿Son fieles al Señor?
  2. ¿Es su palabra consistente con la Biblia?
  3. ¿Es exacto lo que ellos describen o predicen?
  4. ¿Es su carácter como el de Cristo?
  5. ¿Es su palabra constructiva y anima a la iglesia en la verdad?
  6. ¿Confirman su palabra los ancianos de la iglesia?

¿POR QUÉ ES AUTORITATIVA LA ESCRITURA?

La Sagrada Escritura es Dios hablando. Esta afirmación sencilla pero profunda es la razón por la cual los cristianos creen que la Escritura es nuestra autoridad máxima, por la cual todas las otras autoridades menores deben ser probadas. Prácticamente, esto significa que los tribunales inferiores de razonamiento, tradición y cultura se encuentran bajo el tribunal más alto de la verdad: la Escritura divinamente inspirada.

Por otro lado, la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental enseñan que la Escritura es una parte del conjunto más amplio de revelación que la iglesia utiliza en su enseñanza. Para ellos, la autoridad no está en la Biblia misma, sino en la enseñanza oficial de la iglesia.

Otros apelan al llamado Cuadrilátero Wesleyano:

Wesley creía que el núcleo vivo de la fe cristiana fue relevado en la Escritura, iluminada por la tradición, vivificado en la experiencia personal y confirmado por la razón. La Escritura [sin embargo] es primordial, revelando la Palabra de Dios «en la medida que es necesaria para nuestra salvación» [NOTA FINAL #7].

En la práctica, sin embargo, la Biblia a menudo se convierte en sólo una de

cuatro fuentes principales de autoridad que deben estar equilibradas. Así, cuando las teorías críticas contemporáneas de la Biblia comienzan a tomarse en serio, la Biblia a menudo se juzga por otras autoridades.

El desarrollo central de la Reforma Protestante fue el retorno a la Escritura como autoridad suprema. Los transformadores acuñaron el lema de sola Scriptura (a veces prima Scriptura) para resumir esta convicción. Nada juzga la Escritura. No obstante, ella juzga todo lo demás. Como seguidores de Jesús, tomamos la misma postura que él tomó y recibimos solo la Biblia como la verdad infalible e inerrante de Dios con plena autoridad en nuestra vida.

La Biblia es un libro viviente de Dios que nos habla autoritativamente como un padre perfecto que ama a sus hijos entrañablemente. La Biblia nos enseña cómo vivir una vida piadosa. Por ejemplo, se nos ordena a «dej[ar] de decir mentiras» y a decir «siempre la verdad a todos», no como reglas arbitrarias de conducta, sino como miembros de la familia de la iglesia «porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo» [NOTA: Ef. 4:25.]. Es una historia de lo que es mejor en una familia amorosa. Es la historia del Dios redentor que nos rescata de la rebelión, la aflicción, el pecado y la muerte. Su autoridad reside en que, en estas palabras inspiradas, podemos encontrar cómo conectarnos con el poder perdonador y transformador de la muerte y resurrección de Jesús.

¿ES SUFICIENTE LA BIBLIA Y ES TODO LO QUE NECESITO PARA LA VIDA CON DIOS? 

El lema sola Scriptura de los reformadores protestantes implica que la Escritura sola es nuestro tribunal de más alta autoridad. Esto no debe ser confundido con solo Scriptura, la errónea creencia de que la verdad solo se encuentra en la Escritura y en ninguna otra parte.

La Escritura misma nos habla de tribunales de menor autoridad que los cristianos deben obedecer: debemos someternos a la autoridad de los pastores, el gobierno y nuestros padres hasta el límite de evitar desobedecer a la máxima autoridad de la Escritura [NOTA: Hb. 13:17; cf. 1 Tm. 5:17–20; 1 Pd. 2:13–15; cf. Hch. 4:19; 5:29; Rm. 13:1, 5; cf. Hch 16:35–40.].

La Biblia misma presenta el hecho de que hay al menos algo de verdad fuera de la Biblia cuando de vez en cuando cita otros libros, tales como El libro de Jaser y El libro de las guerras del Señor [NOTA: Js. 10:13, 2 Sm. 1:18; Nm. 21:14.]. Al citarlos, la Biblia no dice que deben ser incluidos como Sagrada Escritura, sino más bien que sí contienen algo de verdad útil. En términos prácticos, esto significa que un mecánico, un médico o un programador de computadoras no tiene que consultar al Levítico para cambiar un tambor de freno, realizar una cirugía de corazón abierto, o hacer un cambio en un programa de computadora.

En cuanto a la suficiencia de las Escrituras, la Biblia y sólo la Biblia enseña una completa cosmovisión cristiana del mundo, qué incluye lo que necesitamos saber acerca de Dios, como entrar en relación con él, quiénes es Jesús, lo que hizo por nuestra salvación y lo que ocurriría al final de la historia. Un ejemplo de la Escritura es tal vez el más clarificador para comprender la idoneidad de las Escrituras. En Lucas 16:19-31, Jesús narra la historia de un hombre que murió en la incredulidad y que sufría tormentos. Jesús explica cómo este hombre que estaba en angustia tuvo una conversación con Abraham a través de un abismo que separaba a los que habían muerto en la fe de aquellos que habían muerto en incredulidad en los días previos a que Jesús abriera el cielo. El hombre angustiado estaba preocupado por sus cinco hermanos que permanecían con vida, pero en la incredulidad.

Abraham le dijo: «Moisés y los profetas ya les advirtieron. Tus hermanos pueden leer lo que ellos escribieron». El hombre rico respondió: «¡No, padre Abraham! Pero si se les envía a alguien de los muertos ellos se arrepentirán de sus pecados y volverán a Dios». Pero Abraham le dijo: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se persuadirán por más que alguno se levantara de los muertos».

Jesús fue enfáticamente claro que solamente las Escrituras son suficientes para todo lo que es necesario para conocer a Dios y disfrutar de su salvación. Como dijo Abraham en la historia de Jesús, las escrituras son aún más claras y convincentes que el testimonio de un hombre resucitado de la muerte para dar un informe personal de las consecuencias de morir en la incredulidad.

¿POR QUÉ HAY DIFERENTES TRADUCCIONES DE LAS ESCRITURAS?

Durante siglos, la Iglesia de Oriente tuvo la Biblia sólo en griego. La Iglesia Occidental mantenía la Biblia solo en latín. Como la mayoría de las personas no tenía fluidez en estos idiomas, no podía leer la Biblia en forma personal. Uno de dos grandes avances de la Reforma Protestante fue devolver la Biblia a la gente de la iglesia. Martín Lutero y John Wyclif son sólo dos de los hombres que arriesgaron su vida para traducir la Biblia al alemán e inglés. William Tyndale fue acusado de herejía y condenado a muerte porque tradujo la Biblia al inglés. Según Foxe’s Book of Martyrs (Libro de los mártires de Foxe), Tyndale «fue atado a una estaca, estrangulado por el verdugo y luego consumido por el fuego», simplemente porque quería que la gente pudiera leer la Biblia [NOTA FINAL #8].

Hoy en día hay disponibles muchas traducciones de la Biblia. Por lo menos parte de la Biblia ha sido traducida a por lo menos 2,454 idiomas, por lo menos uno de los dos Testamentos existe en 1,168 idiomas y la Biblia completa está disponible en mínimo de 438 idiomas [NOTA FINAL #9]. Durante los últimos cuatro siglos, ha habido docenas de traducciones de la Biblia al español y alrededor de veinte se utilizan activamente en la actualidad. Ellas se dividen en tres categorías principales.

  1. Traducciones palabra por palabra (también conocidas como traducciones de equivalencia formal) enfatiza los patrones de las palabras y buscan «en la medida de lo posible capturar la redacción exacta del texto original y el estilo personal de cada escritor de la Biblia. […] por lo tanto, trata de ser transparente y con el texto original, dejando que el lector vea lo más directamente posible la estructura y el significado del original» [NOTA FINAL #10]. El resultado es un esfuerzo por la precisión de lo que dice la Biblia, al igual que lo que uno esperaría en otras comunicaciones importantes, tales como documentos legales, votos matrimoniales o contratos.

Las traducciones palabra por palabra tienen ventajas para el estudio

debido a su cercanía al original, aunque a veces puede resultar un poco rebuscadas estilísticamente porque las lenguas bíblicas utilicen diferentes patrones gramaticales y de expresión que el idioma español. La versión Reina-Valera 1960 (RVR1960) es una traducción palabra por palabra y sigue siendo la traducción de más venta en el idioma español. Suena muy reverente para mucha gente, pero es difícil de leer para algunas personas debido a que utiliza un español antiguo. Otras buenas traducciones palabra por palabra en español moderno son la Reina-Valera Contemporánea (RVC) La Biblia de las Américas (LBLA).

  1. Las traducciones pensamiento por pensamiento (también conocidas como la equivalencia dinámica, o equivalencia funcional) intentan transmitir el matiz completo de cada pasaje a interpretar el significado completo de las Escrituras y no sólo las palabras individuales. Tales versiones tratan de encontrar el mejor equivalente moderno cultural que podría tener el mismo efecto que tuvo el mensaje original en sus antiguas culturas.

Mi traducción favorita en inglés de pensamiento por pensamiento es la New International Version (NIV). La Nueva Versión Internacional (NVI) en español sigue la misma filosofía de traducción. Otras incluyen la Nueva Traducción Viviente (NTV) y la versión Dios Habla Hoy (DHH).

  1. Las traducciones parafraseadas ponen el énfasis en la amenidad de lectura en el idioma al que son traducidas. Por lo tanto, prestan aún menor atención a los patrones de palabras específicas en un intento de capturar la esencia poética y narrativa de un pasaje. Ejemplos de traducciones parafraseadas en el idioma español son La Biblia al Día (LBD) y la Nueva Biblia al Día (NBD).

Todas las traducciones fidedignas tratan de lograr un equilibrio de cuatro elementos:

  1. La precisión con el texto original tanto como sea posible
  2. La belleza del lenguaje
  3. La claridad del significado
  4. La dignidad del estilo

Aunque algunas traducciones son mejores que otras, es importante tener en cuenta que las traducciones tienen fortalezas y debilidades y que al estudiante de las Escrituras se beneficia al disfrutar de múltiples traducciones. Además, en lugar de dudar sobre traducciones, los cristianos deberían alabar a Dios por cada buena traducción y confiar en que Dios el Espíritu Santo la utilice para transformar nuestra vida a medida que la disfrutamos.

No obstante, le animaríamos a que utilice una buena traducción palabra por palabra como su herramienta principal del estudio, mientras que también puede usar otras traducciones como recursos secundarios para sus estudios.

Para un estudio serio, alentamos la comparación de una traducción de equivalencia formal, una traducción de equivalencia dinámica, una buena traducción católica, una traducción judía del Antiguo Testamento y una traducción a un idioma que no sea español. Eso le permitirá evitar las ambigüedades de palabras o interpretaciones particulares en la traducción.

Le recomendamos que use una buena traducción palabra por palabra como su herramienta principal de estudio (por ejemplo, RVR 1995), al tiempo que utiliza otras traducciones como recursos secundarios.

Por ultimo, aunque los cristianos deben gozar de múltiples traducciones de calidad, se debe tener cuidado con las corrupciones. Corrupciones son traducciones de las Escrituras que claramente tratan de socavar la enseñanza misma de las Escrituras. Estas traducciones son muy pobres y no deben ser utilizadas como traducciones fidedignas para el estudio. Estas incluyen la traducción de dos Testigos de Jehová conocida como la Traducción del Nuevo Mundo, escrita en gran parte para eliminar la deidad de Jesucristo. Esta no es en absoluto una traducción sino una corrupción terrible de las Escrituras fraudulentamente enmascarada como la Palabra de Dios.

¿HAY BUENAS RESPUESTAS A LAS OBJECIONES COMUNES A LA BIBLIA?

            En un proyecto que culminaba en mi libro Christians Might Be Crazy (Los cristianos podrían estar locos), encargué a los investigadores que descubrieran las principales objeciones y preguntas sobre el cristianismo entre los no creyentes (personas sin historia de la iglesia) y los no creyentes (personas que solían ir a la iglesia pero que ya no lo hacen). Sus investigaciones incluían más de 900,000 llamadas por teléfono, entrevistas con 1,000 personas y ocho grupos focales (con hombres y mujeres) en cuatro ciudades en los Estados Unidos, que resultaba en más de 400 páginas de conversaciones transcritas sobre la Biblia y el cristianismo. Con respecto a la Biblia, las siguientes objeciones aparecieron con mayor frecuencia.

«La Biblia ha sido editada por demasiadas personas».

            Personas en cada grupo focal dijeron que la Biblia ha sido editada por tantas personas durante tantos años que ya no tenemos acceso al mensaje original. Un hombre expresó una opinión popular, «Las personas que tratan de seguir lo que la Biblia dice con exactitud probablemente no están siguiendo lo que Jesús realmente dijo porque ha pasado por tantas personas y eruditos. Ha sido editada por tantas personas que ya no sabemos exactamente que quiere decir. No podemos saber».

En los días previos a la imprenta y los archivos electrónicos, los escribas copiaron manuscritos letra por letra para preservarlos y difundirlos. Si bien los críticos objetan que no poseemos el autógrafo original, la antigüedad y la cantidad de copias que tenemos significa que estamos seguros del mensaje original de la Biblia.

Con respecto al Nuevo Testamento, Dr. Darrell Bock me dijo, «Tenemos acceso a miles de manuscritos y fragmentos que se usan para traducir la Biblia, no una cadena larga de traducciones degradadas…[y] tenemos más de 5,800 manuscritos griegos».

Además, hay 15,000 copias en otros idiomas antiguas. Hay que comparar todos estos datos con las pocas copias que tenemos de la mayoría de las obras antiguas. Trágicamente, los oponentes de la Escritura han atacado su validez por erróneamente decir que nuestras traducciones están construidos por copias mal transmitidas. Sin embargo, la prueba bibliográfica de las Escrituras refuta este argumento. Esta prueba determina la historicidad de un texto antiguo mediante el análisis de la cantidad y calidad de los manuscritos copiados, así como a qué distancia están de la época de los originales, según los autógrafos mencionados anteriormente. En la siguiente sección examinaremos este hecho con mayor detalle.

La cantidad de manuscritos del Nuevo Testamento está sin igual en la literatura antigua. Hay alrededor de 5,800 manuscritos griegos y casi 15,000 manuscritos en otros idiomas.

Como lo ilustra el siguiente cuadro, tanto el número de manuscritos transmitidos que poseemos de las Escrituras como su proximidad en la fecha a los autógrafos no tienen paralelo en comparación con otros documentos antiguos.

Autor Obra Fecha Primer manuscrito Intervalo de tiempo Número de manuscritos
Homero Ilíada 800 a.C. c. 400 a.C . 400 1,757
Herodoto Historia 480–

425 a.C.

Siglo 10 d.C. 1,350 109
Sófocles Obras de teatro 496–406

a.C.

Siglo 3 a.C. 100–200 193
Platón Tetralogias 400 a.C. 895 d.C. 1,300 210
César Guerras galas 100–

44 a.C.

Siglo 9 d.C. 950 251
Livy Historia de Roma 59 a.C.–

17 d.C.

Siglo 5 d.C. 400 150
Tácito Anales 100 d.C. Primera mitad: 850 d.C.,

Segunda mitad: 1050 d.C.

750–950 2+

31 del siglo 15 d.C.

Plinio, el anciano Historia natural 49–79 d.C. Un fragmento del siglo 5;

Siglos 14-15 d.C.

400 (750) 200
Tucídides Historia 460–

400 a.C.

Siglo 3 a.C.; 900 d.C. 200 (1,350) 96
Demóstenes Discursos 300 a.C. Algunos fragmentos del primer siglo a.C.; 1100 d.C. 1,100+

(1400)

340
Nuevo Testamento 50–100 d.C. 130 d.C.

(o menos)

40 5,795

 

En nuestra entrevista, Dr. Darrell Bock añade, «Si vamos a descontar el texto del Nuevo Testamento, debemos cerrar todos nuestros departamentos de clásicos y literatura antigua en todas las universidades del mundo. Debemos rechazar el contenido de la mayoría de los libros que usamos para entender la historia anciana. La idea de que no sabemos el texto del Nuevo Testamento es simplemente loca. Tenemos mucha más evidencia en los manuscritos para el texto del Nuevo Testamento que para cualquier otra obra anciana. Y es por millas; ni siquiera está cerca» [NOTA FINAL #14].

Adicionalmente, hemos encontrado que «la gran mayoría de estas variaciones involucran meramente cambios en ortografía, gramática y estilo, o omisiones accidentales o duplicaciones de letras, palabras, o frases», según el erudito del Nuevo Testamento Craig Blomberg [NOTA FINAL #15]. «En total, 97-99% del Nuevo Testamento griego original puede reconstruirse más allá de cualquier duda razonable. Además, ninguna doctrina cristiana está basada solamente, o, primeramente, en cualquier pasaje disputado» [NOTA FINAL #16].

La Biblia no es una colección de fabulas y leyendas armadas por un largo periodo de tiempo. El libro que sostenemos en nuestras manos fielmente refleja lo que Dios dijo a través de los autores originales.

En nuestra entrevista, Bock señaló una segunda suposición errónea sobre la transmisión de la Escritura. «Muchas personas piensan que la Biblia fue escrita en una lengua anciana hace muchos años, así que ha sido traducida tantas veces en tantos idiomas que ya no la podemos confiar. La realidad es que equipos de traductores y eruditos trabajan con el griego y hebreo original para crear Biblias en las lenguas de las personas de todo el mundo. Estos expertos en lingüística tienen tanta o más educación que muchos científicos especializados en cohetes, y su trabajo está abierto a evaluación por cualquiera que quiera meterse en los detalles» [NOTA FINAL #17].

«La Biblia dice…»

Las personas a menudo juzgan la Biblia según lo que piensan que dice. Aquí hay algunos ejemplos que escuchamos en nuestros grupos focales:

«Debes vender a su primera hija como esclava». La Biblia no dice nada así.

«Dale un pescado a un hombre, y él comerá por un día, y enseñará a un hombre a pescar y será alimentado para siempre». Expertos en la literatura piensan que esta frase viene de una historia llamada «Sra. Dymond» por Anne Isabella Thackeray Ritchie (1837-1919).

«El carácter del Antiguo Testamento Job tuvo sexo con sus hijas. La Biblia permite el incesto». La verdad es que la Biblia repetidamente condena el incesto y Job, un hombre excepcionalmente justo, no hizo nada así. Este participante probablemente estaba pensando de las hijas de Lot, que emborrachó a su padre en un esfuerzo por quedar embarazada (Gén 19:30-38). Ese episodio es una historia horrífica que ilustra el hecho de que la Biblia puede describir el pecado como una advertencia sin sugerirlo como una recomendación.

«La Biblia enseña que Jesús nació en la Navidad». De hecho, La Biblia no clarifica la fecha del nacimiento de Jesús. La observancia tradicional del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre comenzó durante el reinado del emperador romano Constantino (306–337 d. C.).

«La Biblia está llena de contradicciones».  

            Esta no es una queja pequeña. ¿Por qué debería alguien estar de acuerdo con un libro que no puede estar de acuerdo consigo mismo? Una mujer habló por muchos cuando dijo que la Biblia no tenía escasez de pasajes que dicen cosas completamente opuestas. Ella sintió que era «alucinante» que alguien creyera en la Biblia.

Las personas que dicen esto normalmente están copiando lo que han escuchado. Por eso, cuando dicen «contradicciones», es más que justo contestar «muestrame». Pero también debemos ser honestos. Aunque la Biblia es verdad, fiel, perfecto y escrito por Dios, a veces no es fácil de entender.

2 Pedro 3:15-16 (NTV) dice, «Tengan en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para salvación, tal y como nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, les ha escrito  en casi todas sus cartas, donde habla de estas cosas, aun cuando entre ellas hay algunas que son difíciles de entender y que los ignorantes e inconstantes tuercen, como hacen también con las otras Escrituras, para su propia perdición».

Pablo dice mucho con estas palabras. Declara que las letras que Pablo escribió son «Escritura», además de otros libros de la Biblia, mostrando que los escritos de Pablo—13 o 14 de los 27 libros del Nuevo Testamento (hay debate sobre el autor de Hebreos) fueron adoptados inmediatamente. Pedro tenía que admitir que, aunque Pablo escribió con sabiduría de Dios, sus letras contenían comentarios que fueron difíciles de entender. Sin embargo, las personas no están libres para interpretarlos, o cualquier pasaje de la Escritura, como quieran. Algunas personas «ignorantes e inestables» ya estaban torciendo los escritos de Pablo y otras Escrituras, resultando en su destrucción.

Si parece haber una contradicción en las Escrituras, primero debemos buscar en la Biblia para examinarla más profundamente y descubrir si realmente es un error [NOTA FINAL #19]. Al final, es perfectamente razonable decir que no tenemos respuestas para todas las preguntas, pero siempre estamos aprendiendo, así que la respuesta puede aparecer más tarde, o podemos preguntarle a Jesús cuando llegamos a los cielos. Con nuestros cerebros caídos de tres libras, la humildad requiere que comencemos asumiendo que podemos estar equivocados, o simplemente no entender, muchas cosas dentro y fuera de la Biblia.

Como cristianos, confiamos que Dios aclara las verdades esenciales de nuestra fe, algo que se llama la perspicuidad de las Escrituras. Además, humildemente admitimos que a veces la Biblia se siente difícil porque no nos gusta lo que dice. Muchas veces, nuestro problema no es que no entendemos lo que dice, sino que no estamos de acuerdo o no queremos obedecer. Esto es especialmente cierto para el pecado sexual, ya que la Biblia es mucho más clara de lo que muchas personas esperaban. Afortunadamente, hay libros enteros que razonan a través de los puntos más difíciles de las Escrituras [NOTA FINAL #20].

«El Nuevo Testamento fue escrito por personas que no conocían a Jesús».  

            Una mujer en Tejas expresó una actitud común hacia la Biblia, diciendo que el Nuevo Testamento fue escrito por personas que nunca conocían a Jesús, «Para mi, Jesús es un hombre que vivía una buena vida, y muchas personas querían crear una religión sobre él, entonces cambiaron el Antiguo Testamento y crearon una nueva religión».

En el principio de este capítulo, establecimos el hecho de que el Nuevo Testamento es testimonio de testigos oculares de la vida y el ministerio de Jesús. La Biblia también dice que más de 500 testigos vieron a Jesús resucitado de la muerte al mismo tiempo, y la mayoría todavía estaban vivos y dispuestos a testificar públicamente sobre eso en ese momento [NOTA 1 Cr. 15:1–8.].

Estos detalles son intensamente relevantes. Los judíos devotos que creían que el acto de adorar a un dios falso los condenaría al infierno para siempre comenzó a adorar a su amigo, hermano e hijo como Dios. Muchos fueron torturados y murieron como mártires sin que ninguno de ellos se arrepintiera de que Jesús era Dios que resucitó de la muerte. Además, muchos de los líderes de la iglesia primitiva históricamente verificables como Policarpo, quien fue martirizado por su testimonio de Jesús, fueron discípulos de los Apóstoles.

Algunas personas imaginan que un hueco histórico entre la vida de Jesús y la escritura de su Historia permitía corrupción, leyendas, y mitos. La verdad es que el tiempo entre los eventos del Nuevo Testamento y su grabación es muy corto, especialmente en comparación con otros documentos antiguos. Pablo escribió 1 Corintios 15:1-8 sobre la resurrección de Jesús aproximadamente 25 años más tarde. Los testigos oculares estaban vivos para objetar lo que Pablo escribió si no era correcto. El primer fragmento manuscrito sobreviviente del Nuevo Testamento, del Evangelio de Juan, data de alrededor del año 130 d. C., dentro de décadas de cuando Juan escribió su Evangelio en el año 70–100 d. C. El erudito del Nuevo Testamento Daniel Wallace informa que un fragmento de Marcos puede datarse del primer siglo, incluso antes que el de Juan [NOTA FINAL #21].

«Hay algunas historias que se guardan y algunas historias que se echaron».  

Algunos participantes en todos los grupos creían que muchos de los primeros cristianos exageraban o excluían ciertos detalles sobre la vida de Jesús cuando compilaron la Biblia.

Una mujer en Tejas dijo, «Reunieron todo el Nuevo Testamento para que haya [sic] algunas historias que se guardan y algunas historias que se echaron. Creo que parte de la historia real está ahí. Simplemente no creo que tengamos toda la historia». Una mujer de California dijo, «Escuché que el Vaticano esconde secciones de la Biblia que muestran a Jesús en una luz más negativa». Otra mujer dijo, «En la Biblia hay [sic] 26 evangelios originales. Solo cuatro de ellos fueron puestos en la Biblia. Creo que tal vez hay [sic] más en eso».

Nuestros grupos focales repetidamente mencionaron el libro de Dan Brown llamado The Da Vinci Coda (El código Da Vinci), que popularizó la idea de que había numerosos «evangelios» y que los lideres de la iglesia escogieron sus favoritos y rechazaron otros, incluidos el evangelio de Tomás, Bernabé, Felipe, y Judas. Cuando los otros «evangelios» aparecen en los medios de comunicación, parece desafiar la credibilidad de la Biblia. Hay muchas razones obvias por las cuales estos otros «evangelios» no son confiables como historia genuina sobre Jesús.

Dan Brown construyó gran parte de la historia de su libro más vendido, El código Da Vinci, bajo la premisa de que la iglesia seleccionó los cuatro Evangelios canónicos de ochenta libros similares. [NOTA FINAL # 22] Los demás, según se dice, fueron eliminados por “una Iglesia que subyugó a las mujeres, desterró a la Diosa, quemó a los no creyentes y prohibió la reverencia pagana por lo sagrado femenino”. [NOTA FINAL # 23]

La verdad es que, incluso por el conteo más generoso, hay menos de treinta «evangelios». Sólo los Evangelios canónicos datan del primer siglo. El primero de los otros fue escrito más de cien años después de que Jesús vivió. La mayoría de ellos datan de al menos doscientos años después de Jesús. Ningún de los «evangelios perdidos» fue escondido por la iglesia. Además, no se han descubierto «evangelios perdidos». Todos los libros descubiertos fueron mencionados en los escritos de los padres de la iglesia porque sabían de su existencia, pero simplemente no los consideraban Escritura sagrada. Algunos de las copias más antiguas o completas se han descubierto, más significativamente en el sitio egipcio de Nag Hammadi. 2 Pedro 1:16 correctamente dice que estos tipos de acusaciones sobre los «evangelios perdidos» son simplemente «cuentos ingeniosos».

No hay razón para preocuparse por los evangelios perdidos que contienen la verdad que necesitamos acerca de Dios. Cualquier persona curiosa sobre su veracidad debería simplemente leerlos. El evangelio de Felipe dice que Jesús y María Magdalena fueron casados. De hecho, dice, «Y la compañera de la […] María Magdalena, […] ella más que los discípulos […] la besan en ella […]. El resto de […]. Le dijeron: “¿Por qué la amas más que a todos nosotros?”». (Las elipses entre paréntesis indican dónde se rompe y se pierde el papiro). Como podemos ver, esta es una evidencia extremadamente débil para el matrimonio de Jesús de que algún significado, incluso si es muy tarde, el evangelio claramente gnóstico fue aceptado como auténtico, lo cual no lo es.

El evangelio de Tomás es uno de los evangelios gnósticos más antiguos y ampliamente afirmados. No es un evangelio en el sentido de un narrativo que cuenta la historia de Jesús. Más bien, consiste en 114 dichos atribuidos a Jesús, algunos que suenan similares a los de los Evangelios canónicos.

Pero allí es donde termina la similitud. Fue escrito por lo menos un siglo después de los evangelios canónicos, muchos años después de los testigos oculares habían muerto. Claramente refleja la teología Gnóstica construida en creencias que desprecian las realidades terrenales y materiales y exaltaba el plano espiritual «superior». El «dios» de Tomás es un ser angélico que creó su propio mundo físico como una rebelión. Los humanos se presentan como seres espirituales atrapados en un cuerpo físico miserable. La única atención que se le dio a la humanidad de Jesús fue al tratar de disculparlo. Los Evangelios canónicos, sin embargo, proporcionan una imagen muy diferente de Jesús: un hombre completamente humano, en cuerpo y espíritu, y que tenía discípulos y amigos, tanto hombres como mujeres.

Para aclarar las diferencias entre los Evangelios reales en la Biblia y el Evangelio gnóstico de Tomás, solo lea su adagio final donde solo los hombres pueden entrar al cielo:

Simón Pedro les dice: Que Mariam salga de entre nosotros, pues las hembras

no son dignas de la vida. Jesús dice: He aquí que le inspiraré a ella para que se

convierta en varón, para que ella misma se haga una espíritu viviente semejante

a vosotros varones. Pues cada hembra que se convierte en varón, entrará en el

Reino de los Cielos. (114)

Hablando del término falso «evangelios perdidos», el erudito del Nuevo Testamento Craig Blomberg dijo:

En ningún sentido significativo estos escritores, líderes de la iglesia o concilios “suprimieron” el material gnóstico o apócrifo, ya que no hay evidencia de ningún canon que los haya incluido, ni de que alguien los haya presentado para la canonización, ni que fueran conocidos ampliamente. haber sido candidatos serios para la inclusión si alguien los hubiera presentado. De hecho, habrían fallado los tres criterios principales utilizados por la iglesia primitiva al seleccionar qué libros estaban, a veces muy literalmente, dispuestos a morir: los criterios de apostolicidad (que un libro fue escrito por un apóstol o un cercano asociado de un apóstol), coherencia (sin contradecir las Escrituras previamente aceptadas) y catolicidad (aceptación generalizada como particularmente relevante y normativa dentro de todos los segmentos principales de la comunidad cristiana primitiva). [NOTAS FINAL #24]

Para ser honesto, hay algunos otros libros antiguos que tienen buen contenido. El Pastor de Hermas y la Didaché fueron aceptados por la iglesia primitiva y son similares a muchos libros cristianos hoy. Son útiles como los libros de C.S. Lewis, pero no son Escritura. Sólo algunas iglesias y maestros querían incluirlos en el canon. Simplemente no fueron aceptados porque no fueron la Palabra de Dios para toda su iglesia.

Desde los primeros días, la iglesia sabia cuales libros fueron inspirados por Dios de la misma manera que un niño conoce la voz de su padre. Los leyeron, los estudiaron, los obedecieron, los vivieron y los pasaron. Deberíamos hacer lo mismo sin agregar nada a las Escrituras. Proverbios 30:5-6 dice, «Toda palabra de Dios demuestra ser verdadera. Él es un escudo para todos los que buscan su protección. No agregues nada a sus palabras, o podría reprenderte y ponerte al descubierto como un mentiroso».

«El cristianismo copió las religiones antiguas». 

«Si nos fijamos en las culturas egipcias», dijo Kirk del grupo focal de Phoenix, «hay una historia de un nacimiento virginal en algún lugar, y si la miras aún más lejos…» Esa fue una afirmación entre muchos, que el cristianismo robó sus mejores ideas de fuentes externas.

La manera más fácil de decidir si los primeros cristianos copiaron algunos elementos como la resurrección de otras religiones es leer esas supuestas fuentes. La historia sobre un dios del maíz que murió, fue enterrada y volvió a la vida como los nuevos cultivos no es exactamente la historia de Jesús. Tampoco es el hilo conductor de Osiris e Isis, la pareja de poder suprema de Egipto. En la versión más antigua del mito, el divino Osiris es asesinado y desmembrado, con las partes de su cuerpo dispersas por todo Egipto. Su esposa, Isis, recuperó hasta la última pieza, a excepción de su falo, que desafortunadamente había sido engullido por peces. Isis hizo un falo dorado y cantó una canción para devolverle la vida a Osiris. Osiris luego impregnó a Isis, y ella dio a luz al nuevo rey, Horus. ¿Y mencionamos que Isis era la hermana de Osiris?

Es difícil ver como podríamos considerar estos mitos como la inspiración para la historia de la vida, muerte, y resurrección de Jesús, que son eventos históricamente contados por testigos oculares. Después de investigar las creencias antiguas sobre la resurrección, el teólogo N.T. Wright concluye: «Nadie en el mundo pagano de los días de Jesús y de allí en adelante afirmó que alguien había estado realmente muerto y luego había vuelto a estar verdaderamente vivo y corporal una vez más». [NOTA FINAL #25]

Edwin Yamauchi se ha sumergido en no menos de 22 lenguas antiguas y es un experto en la historia antigua, incluido el Antiguo Testamento y la arqueología de la Biblia, con un énfasis en la relación entre antiguas culturas del Cercano Oriente y la Biblia. Es considerado un experto en la historia antigua, la historia de la iglesia primitiva y el gnosticismo.

Ha publicado más de 80 artículos en más de 20 revistas académicas y ha recibido ocho becas universitarias. Sus escritos incluyen contribuciones a muchos libros sobre Grecia, Babilonia, Persia y África antigua. Después de una vida entera de estudiar esta cuestión, Yamauchi ha concluido que no hay ninguna posibilidad de que la idea de la resurrección fue robada porque no hay evidencia definitiva para la enseñanza de la resurrección de una deidad en cualquiera de las religiones misteriosas anteriores al siglo II [NOTA FINAL #26].

De hecho, parece que los otros religiones y espiritualidades robaron la idea de la resurrección de los cristianos. Por ejemplo, la resurrección de Adonis no aparece hasta el siglo II o III [NOTA FINAL #27]. Attis, la consorte de Cibeles, no se conoce como un dios resucitado hasta después de AD 150. [NOTA FINAL # 28]

Algunos han postulado que el ritual de taurobolium de Attis y Mithra, dioses persas, es la fuente de la doctrina bíblica de la resurrección. En este ritual, el iniciado fue puesto en un pozo, y un toro fue sacrificado en una rejilla sobre él, empapándolo con sangre. Sin embargo, lo más temprano que se menciona este ritual es 160 d. C., y la creencia de que condujo al renacimiento no se menciona hasta el siglo IV. El erudito de Princeton Bruce Metzger ha argumentado que se dijo que el taurobolium tenía el poder de conferir vida eterna solo después de encontrarse con el cristianismo. [NOTA FINAL # 29]

En resumen, cualesquiera que sean las similitudes entre los puntos de la historia de Jesús y las religiones antiguas, es mucho más probable que la otra fe haya tomado prestada del cristianismo que viceversa.

¿POR QUÉ LOS CRISTIANOS CREEN EN LA BIBLIA?

            Creemos que lo que la Biblia enseña es verdadero, de este modo venimos a la Biblia con lo que J.I. Packer llama «un compromiso anticipado para recibir como verdad de Dios todo lo que se encuentra, al examinarla, que la Escritura realmente enseña» [NOTA FINAL #30].

Así que, creemos que todo lo que la Biblia nos enseña es la verdad de Dios, ya sean declaraciones sobre la tierra, el cielo, los seres humanos, o Dios, o mandamientos morales, o promesas divinas. Esta ha sido afirmación universal de la iglesia hasta la época de la Ilustración, cuando la aceptación en la academia secular guió a algunos eruditos de la Biblia a basar sus conclusiones en un razonamiento culturalmente equivocado en lugar de hacerlo en la revelación y en la realidad.

La afirmación de la veracidad de la Biblia está inextricablemente ligada al carácter de Dios mismo. Dios es un Dios verdadero que no miente [NOTA: Hb. 6:18; Tt. 1:2.]. Por lo tanto, debido a que Dios es el autor de la Escritura en última instancia, ella es perfecta, a diferencia de cualquier otra declaración o escritura no inspirada.

En conjunto, la inerrancia es la forma abreviada de resumir todo lo que dicen las Escrituras acerca de la Escritura. Inerrante significa que las Escrituras son perfectas, sin ningún error. La doctrina de la inerrancia postula que debido a que Dios no miente o habla falsamente de ninguna manera, y porque las Escrituras son la Palabra de Dios, ellas son perfectas [NOTA: 1 Sm. 7:28; Tt. 1:2; Hb. 6:18.]. Como resultado, no hay ningún error en toda la Biblia [NOTA: Nm. 23:19; Sa. 12:6; 119:89; Prv. 30:5–6.].

La Biblia afirma ser completamente cierta y por lo tanto, inerrante. Encontramos estas declaraciones explícitas en pasajes tales como 2 Samuel 7:28: «Pues tú eres Dios, oh Señor Soberano, tus palabras son verdad»; el Salmo 19:7-10, que utiliza palabras como perfectas, confiables, rectas, puras, verdaderas e imparciales; el Salmo 119:42-43, 142, 151, 160, 163, que utiliza la palabra específica verdadera o cierta; y Juan 17:17: «Tu palabra, la cual es verdad». La segunda Epístola a Timoteo 3:16 dice con razón: «Toda la Escritura es inspirada por Dios».

A diferencia de la Biblia, sin embargo, aquellos de nosotros que la leemos y la estudiamos no somos inerrantes en nuestra comprensión de ella. La biblia misma nos ofrece muchos motivos para ser humildes cuando nos acercamos a las Escrituras debido a que:

  • Los pensamientos de Dios son mucho más altos que los nuestros [NOTA: Is. 55:9];
  • Dios tiene secretos que nadie conoce [NOTA: Dt. 29:29];
  • Ahora vemos todo de manera imperfecta, como reflejos desconcertantes [NOTA: 1 Cr. 13:12];
  • Estamos propensas a resistir la verdad de Dios porque esta nos obliga a arrepentir, y a veces sencillamente somos duros de corazón [NOTA: Rm. 1:18–19];
  • Nuestro conocimiento es parcial o incompleto [NOTA: 1 Cr. 13:9];
  • Algunas partes de la Biblia simplemente son difíciles de entender [NOTA: 2 Pd. 3:15–16].

Un ejemplo revelador de la exactitud de la Biblia se encuentra en la

transliteración de los nombres de los reyes extranjeros en el Antiguo Testamento en comparación con los registros extrabíblicos de la época, tales como monumentos y tablillas. La Biblia es exacta en cada detalle de las 36 instancias de comparación, con un total de 183 sílabas. Para demostrar cuán sorprendente es esto, la antigua obra de Manetón sobre las dinastías de los reyes egipcios puede ser comparada con los registros extrabíblicos en 140 casos. ¡Él está en lo correcto cuarenta y nueve veces, está parcialmente correcto veintiocho veces y en los otros sesenta y tres casos, ni una sola sílaba es correcta! La exactitud de la Biblia no solo se muestra en la obra original sino tambien en sus copias [NOTA FINAL #31].

Lucas identifica correctamente por nombre, título, empleo y fecha individuos históricos como Anás, Ananías, Herodes Agripa I, Herodes Agripa II, Paulo Sergio, el profeta egipcio, Félix y Festo. [NOTA: Hch. 4:6; Hch. 23:2; Hch. 12:1–3, 20, 23; Hch. 25:13–26:32; Hch.13:7; Hch. 21:38; Hch. 23:23–24:27; Hch. 24:27.]. Los títulos políticos eran muy diversos y difíciles de mantener en lo correcto debido a que cada provincia tenía sus propios términos y, peor aún, los términos cambiban constantemente. Sin embargo, Lucas estuvo en lo correcto: un procónsul en Chipre y en Acaya, el inmerecido título de Pretor, en Filopos, el título generalmente desconocido de Politarcas en Tesalónica, Asiarcas en Éfeso y el «funcionario principal» en Malta [NOTA: Hch. 13:7, 18:12; Hch. 16:12, 20ff., 35ff; Hch. 17:6, 9; Hch. 19:31, 35; Hch. 28:7.]. Las descripciones de las costumbres locales y de la cultura son igualmente precisas. Como lo afirma John Elder:

No es exagerado decir que fue el surgimiento de la ciencia de la arqueología lo que rompió el punto muerto entre los historiadores y la ortodoxia cristiana. Poco a poco, una ciudad tras otra, una civilización tras otra, una cultura tras otra, cuyos recuerdos estaban conservados solo en la Biblia, fueron restaurados a sus lugares apropiados en la historia antigua mediante los estudios de los arqueólogos. […] Se ha desenterrado registros contemporáneos de los acontecimientos bíblicos y la singularidad de la revelación bíblica ha sido enfatizada por contraste y comparación de religiones recientemente descubiertas de pueblos antiguos. En ninguna ocasión el descubrimiento arqueológico ha refutado la Biblia como historia. [NOTA FINAL #32]

Esta afirmación de la confiabilidad de la Biblia es exactamente la actitud del propio Jesús. Frederick C. Grant, quien no es ningún tipo de fundamentalista cristiano, reconoce que el Nuevo Testamento consistentemente «da por sentado que lo que está escrito en las Escrituras es verdadero, infalible y errante. Ningún escritor del Nuevo testamento soñaría alguna vez en cuestionar una declaración contenida en el Antiguo Testamento» [NOTA FINAL #33].

Las partes del Antiguo Testamento que son las mas comúnmente rechazadas como errores son también aquellas secciones de la Escritura que Jesús claramente enseñó. Esto incluye la creación, la literalidad de Génesis 1 y 2, Caín y el asesinato de Abel, Noé y el Diluvio, Abraham, Sodoma y Gomorra, Lot, Isaac y Jacob, el maná, la serpiente en el desierto, Moisés como legislador, la popularidad de los falso profetas y Jonás en el vientre de una ballena [NOTA: Mt. 19:4–5, Mc. 10:6–8; Mt. 23:35, Lc. 11:50-51; Mt. 24:37–39, Lc. 17:26–27; Jn. 8:56; Mt. 10:15, 11:23–24, Lc. 10:12, 17:29; Lc. 17:28–32; Mt. 8:11, Lc. 13:28; 2 Jn. 6:31, 49, 58; Jn. 3:14; Mt. 8:4, 19:8, Mc. 1:44, 7:10, 10:5, 12:26, Lc. 5:14, 20:37, Jn. 5:46; 7:19; Lc. 6:26; Mt. 12:40.].

En materia de controversia, Jesús usó el Antiguo Testamento como su corte de apelación [NOTA: Mt. 5:17–20; 22:29; 23:23; Mc. 12:24.]. En muchas ocasiones donde la enseñanza del Antiguo Testamento fue cuestionada, Jesús simplemente creyó la clara enseñanza de las Escrituras del Antiguo Testamento y se defendió diciendo «está escrito» [NOTA: Mt. 4:4, 6, 10; 11:10; 21:13; 26:24, 31; Mc. 1:2; 7:6; 9:12–13; 11:17; 14:21, 27; Lc. 2:23; 4:4, 8,10, 17; 7:27; 10:26; 19:46; 22:37; Jn. 2:17; 6:31, 45; 8:17; 10:34.].

Algunas de las críticas más comunes lanzadas sobre el Antiguo Testamento se encuentran en lo que se refiere a la autoría, sin embargo, Jesús mencionó efectivamente a los autores de algunos libros del Antiguo Testamento. Por ejemplo, muchos «eruditos» del Antiguo Testamento reclaman audazmente que Moisés no escribió ninguno de los primeros cinco libros de la Biblia, o que fueron dos o tres autores quienes escribieron Isaías, y ninguno de ellos era en realidad Isaías. Sin embargo, Jesús enseñó que las Escrituras fueron escritas por Moisés, por Isaías, por David y por Daniel [NOTA: Mc. 7:10; Mt. 13:14, Mc. 7:6; Mc. 12:36; Mc.. 24:15.].

Siguiendo el ejemplo de Jesús, aunque los autores del Nuevo Testamento se refieren a menudo al Antiguo Testamento de manera general, ellos se sienten también en confianza apelando a los más mínimos detalles. En Mateo 22:29-33, el argumento de Jesús se basa en el «yo soy» como tiempo presente declarado en Éxodo 3:6. Mateo 22:41-46 hace referencia al uso de «Señor» en Salmo 110:1. En Juan 10:34, el argumento de Jesús proviene del uso en el Antiguo Testamento de la palabra «dioses» [NOTA: Ex. 4:16; 7:1; 22:28; Sa. 138:1.]. Además, Gálatas 3:16 se basa en la singularidad de la palabra del Antiguo Testamento traducida como «simiente» o «descendencia» [NOTA: Gn. 12:7; 15:3; 17:19.].

El estándar para la verdadera profecía era veracidad total, por lo que Elías fue reconocido como un profeta: «Ahora estoy convencida de que usted es un hombre de Dios y que de verdad el Señor habla por medio de usted» [NOTA: 1 Ry. 17:24.]. ¿Puede disminuir el estándar para la Biblia, si ella es verdaderamente profética?

Debido a que la escritura es dios hablándonos porque él quiere que entendamos, creemos también que la escritura usualmente nos habla con exactitud en un lenguaje común. Normalmente, los escritores utilizan el lenguaje popular en lugar de una terminología técnica. Por lo tanto, dicen: «el sol salía» [NOTA: Gn. 19:23; Mc. 16:2], o se refieran a «las cuatro esquinas de la tierra» [NOTA: Is. 11:12; Ap. 7:1; 20:8.]. Hay figuras retóricas como: «los árboles de dos campos aplaudirán» [NOTA: Is. 55:12.]. Hay también extractos, tales como el sermón del monte Y el sermón de Pedro en Pentecostés, de los que no tenemos una transcripción completa sino sólo una parte de lo que fue predicó [NOTA: Mt. 6:34; Hch. 4:4.]. La Biblia también nos da a veces cifras generales, en lugar de recuentos exactos, por ejemplo, el número de hombres muertos cada día durante una guerra [NOTA: Jcs. 20:44–47]. Para interpretar la Biblia con precisión hay que considerarlo cuidadosamente. Así, interpretamos relatos históricos, figuras retóricas, aproximaciones, extractos y mucho más según la intención del autor, teniendo cuidado de que nuestras presunciones culturales y personales no distorsionen nuestra interpretación.

Esto no significa que no haya aspectos que explorar. Mi más grande interrogante (soy Gary) gira en torno a los números en Números. En comparación a las evaluaciones arqueológicas, son demasiado grandes por un factor de diez. Hay varias propuestas al respecto, pero de momento, no lo sabemos. Hace algunas décadas, también tenía preguntas acerca de Jericó. Según los mejores informes arqueológicos, estuvo deshabitada desde alrededor de 1600 a.C. hasta cerca de 1200 a.C. La Biblia plantea que las paredes se derrumbaron hacia 1440 a.C., lo que resulta difícil si la ciudad ya estaba destruida. No obstante, a medida que las excavaciones avanzaron en una parte distinta del antiguo emplazamiento, se descubrió una gruesa capa de cenizas que contenía granos. El análisis, a través de tres métodos diferentes, arrojó una fecha de incineración de (¡trate de adivinar antes de mirar!): 1440 a.C [NOTA FINAL #34].

¿CÓMO PUEDE NUESTRA PERSPECTIVA DE LA ESCRITURA AFECTAR NUESTRA VIDA?

Dios nos habla través de las Escrituras como un padre perfectamente amoroso. Los cristianos adoran a Dios, no a la Biblia, pero la Biblia nos informa quien es Dios y como debe ser adorado; por lo tanto, ella es esencial para nuestra adoración. Como resultado, nos acercamos a la Biblia por transformación, no solo para obtener información.

En resumen, estamos de acuerdo con Lutero, quien afirmó: «Cuando la Escritura habla, Dios habla». Debido a que la Escritura es Dios hablándonos, nosotros memorizamos, meditamos, estudiamos, enseñamos y compartimos su verdad. Todo lo bueno es el resultado de la verdad de la revelación bíblica usada por Dios el Espíritu Santo para cambiar nuestra vida, a fin de asemejarnos más a Jesús como cristianos individuales y corporativamente como iglesia.

Tarde o temprano todos tenemos que resolver lo que pensamos acerca de la Biblia. No debemos tomar esa decisión basada en rumores o especulaciones, sino en lo que la Biblia realmente es, lo que dice y hace. Otras personas no pueden determinar nuestra opinión. Cada uno de nosotros debe tomar una decisión. El erudito y amigo Wayne Grudem ha pasado su vida estudiando y enseñando la Biblia, y observando a la gente despertarse de lo que se trata la Biblia. Él describe cómo sucede eso en una entrevista que realicé:

Cientos de millones de personas a lo largo de la historia han comenzado a leer la Biblia con una mente abierta y luego dijeron: «Este libro me habla a mi corazón como ningún otro libro que haya leído. Esto es diferente a cualquier otro libro. Estas son las mismas palabras de Dios». La Biblia misma dice ser las palabras de Dios en forma escrita. Y ese es nuestro punto de partida. «¿Voy a creer esa afirmación?», Grudem pregunta. «Creo que la única forma para que las personas evalúen eso es dando un tiempo serio para leer la Biblia y estudiarla y ver si suena verdadero como la palabra de Dios. ¿Escucho la voz de mi Creador hablando en él cuando lo leo?» [NOTA FINAL # 35].

Cuando la Biblia dice que el dios de este mundo ha cegado las mentes de los no creyentes [NOTA: 2 Cr. 4:4], significa que no pueden ver lo que nosotros vemos como creyentes. Podemos gritar a ellos. Podemos estar frustrados con ellos. Pero eso es como gritarle a un daltónico sobre lo que hay en una pintura. Gritar no lo hará ver.

Ser capaz de ver la verdad de la Biblia no es una cuestión de inteligencia. Es una cuestión de condición. Debemos tener la misma compasión que tenemos por las personas que son físicamente ciegas. Si conoce a alguien que es espiritualmente ciego, cómprele una buena Biblia. Ponle el nombre de la persona y dáselo como lo hizo mi esposa Grace por mí. Luego ore para que el Espíritu Santo abra su entendimiento mientras lo lee. ¿Por qué? Porque necesitamos que Dios se involucre en esto. Se necesita un milagro tan grande como el de Jesús sanando a un ciego. ¿Las buenas noticias? Todavía cura a los ciegos.

PREGUNTAS PARA REVISTA PERSONAL Y/O DISCUSIÓN DE GRUPOS PEQUEÑOS

  1. Tómese unos minutos hoy para agradecer a Dios por elegir revelarse a usted y recordar algunas de las formas en que lo ha hecho (por ejemplo, la Biblia, los maestros bíblicos piadosos, la revelación general, etc.).
  2. ¿Qué historia bíblica del Antiguo Testamento te recuerda más a Jesucristo?
  3. Si pudieras elegir un libro de la Biblia para estudiar, ¿cuál sería? ¿Por qué no te comprometes a tomarte unos meses para estudiarlo?
  4. ¿Sientes que estás teniendo suficiente tiempo leyendo la Biblia? ¿Qué cambios podrían ser útiles para aumentar el tiempo de lectura de la Biblia?
  5. ¿Cuál es el último versículo de la Biblia que memorizaste? ¿Cuál deberías memorizar a continuación?
  6. ¿Cómo revela la unidad de la Biblia a través de tantas culturas, siglos y autores que Dios es el responsable final de todo su contenido?
  7. ¿Hay alguna parte de la Escritura que te haya costado creer y necesites dedicar un tiempo a estudiar en profundidad?
  8. ¿Hay algún libro o autor que puedas elevar demasiado cerca de la Palabra de Dios con autoridad?
  9. ¿Hay un gran problema o decisión en tu vida en este momento que requiera que estudies la Palabra de Dios para enfrentarla?
  10. ¿A quién conoces que necesita una buena Biblia? ¿Qué Biblia podrías comprarle? 

NOTAS

  1. Mark Driscoll, Christians Might Be Crazy: Answering the Top 7 Objections to Christianity. (Dunham & Company, 2019), 140.
  2. Ibid
  3. F. Bruce, The New Testament Documents: Are They Reliable? (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1981), 22. Publicado en español con el título ¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento?.
  4. Walter A. Elwell y Barry J. Beitzel, Baker Encyclopedia of the Bible [Enciclopedia Baker de la Biblia] (Grand Rapids, MI: Baker, 1988), 301.
  5. I. Packer, God Has Spoken: Revelation and the Bible, 3rd ed. (Grand Rapids, MI: Baker, 2000), 109. Publicado en español con el título La voz del Dios santo: Dios ha hablado en la Biblia.
  6. Glenn W. Barker, William L. Lane, y J. Ramsey Michaels, The New Testament Speaks [El Nuevo Testamento habla] (New York: Harper & Row, 1969), 29.
  7. United Methodist Church, The Book of Discipline of the United Methodist Church (Nashville: Abingdon, 2004), 77. Publicado en español con el título de El libro de la disciplina.
  8. John Foxe, Foxe’s Book of Martyrs (Charleston, SC: Forgotten Books, 2007), 234.
  9. United Bible Society, “Statistical Summary of Languages with the Scriptures” [Resumen estadístico de idiomas con las Escrituras], 2008, http://www.ubs- translations.org/about_us/#c165.
  10. The Standard Bible Society, “Translation Philosophy” [Filosofía de traducción] 2009, http://www.esv.org/translation/philosophy.
  11. Crossway, “The ESV Bible Reaches Five-Year Milestone,” September 26, 2006, http://www.crossway. org/page/news.2006.09.26.
  12. Mark Driscoll, 142.
  13. http://www.equip.org/article/the-bibliographical-test-updated/
  14. Mark Driscoll, 144.
  15. Craig L. Blomberg, (2004-03-01), Making Sense of the New Testament: Three Crucial Questions [Entendiendo el Nuevo Testamento: tres preguntas cruciales] (Kindle 237–238). Baker Publishing Group. Edición Kindle.
  16. , 242–244. En sus comentarios en este punto, Blomberg dice, «La introducción académica estándar a la crítica textual del Nuevo Testamento, a partir de la cual se pueden obtener estos y muchos otros datos, es Kurt Aland y Barbara Aland, The Text of the New Testament [El texto del Nuevo Testamento], 2d ed. (Grand Rapids: Eerdmans, 1989).» Para un resumen más breve, sin lo técnico, ver David A. Black, New Testament Textual Criticism: A Concise Guide [Crítica textual del Nuevo Testamento: Una guía breve] (Grand Rapids: Baker, 1994).
  17. Mark Driscoll, 144.
  18. http://www.phrases.org.uk/meanings/give-a-man-a-fsh.html.
  19. When Critics Ask [Cuando los escépticos preguntan] por Norman Geisler y Thomas Howe es de mucha ayuda haciendo esto (Grand Rapids, MI: Baker, 1992).
  20. Ver The Big Book of Bible Difficulties: Clear and Concise Answers from Genesis to Revelation [El gran libro de las dificultades bíblicas: respuestas claras y concisas desde el Génesis hasta el Apocalipsis], por Norman L. Geisler; When Critics Ask: A Popular Handbook on Bible Difficulties [Cuando escépticos preguntan: Una guía popular para dificultades bíblicas], por Norman L. Geisler y Thomas Howe; New International Encyclopedia of Bible Difficulties [Nueva enciclopedia internacional para dificultades bíblicas], por Gleason L. Archer Jr.; Alleged Discrepancies of the Bible [Presuntas discrepancias de la Biblia], por John Haley.
  21. Daniel B. Wallace, “First-Century Fragment of Mark’s Gospel Found!” March 22, 2012, http://danielbwallace.com/2012/03/22/frst-century-fragment-of-marks-gospel-found/.
  22. Dan Brown, The Da Vinci Code (New York: Anchor Books, 2003), 251.
  23. Ibid, 259.
  24. Craig L. Blomberg, “Jesus of Nazareth: How Historians Can Know Him and Why It Matters [Jesús de Nazaret: Cómo pueden conocerlo los historiadores y por qué importa]” (Deerfield, IL: Christ on Campus Initiative, 2008), http://tgc-documents.s3.amazonaws.com/cci/Blomberg.pdf, 25–26.
  25. T. Wright, The Resurrection of the Son of God [La resurrección del Hijo de Dios] (Minneapolis: Fortress Press, 2003), 76.
  26. Edwin Yamauchi, “Easter: Myth, Hallucination, or History?” Christianity Today, March 15, 1974 y March 29, 1974, 4–7, 12–16.
  27. Ibid
  28. Ibid
  29. Lee Strobel, The Case for the Real Jesus [El caso para el Jesús verdadero] (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2007), 174–75; y Bruce M. Metzger, Historical and Literary Studies: Pagan, Jewish, and Christian [Estudios históricos y literarios: Paganos, judíos y cristianos] (Grand Rapids, Eerdmans, 1968), 11.
  30. I. Packer, “Hermeneutics and Biblical Authority” [La hermenéutica y la autoridad bíblica] Themelios 1.1 (Autumn 1975): 11. Ver también http:// s3.amazonaws.com/tgc-documents/journal-issues/1.1_Packer.pdf.
  31. Ver John Wenham, Christ and the Bible [Cristo y la Biblia], 3rd ed. (Grand Rapids, MI: Baker, 1994), 170–71.
  32. John Elder, Prophets, Idols, and Diggers: Scientific Proof of Bible History [Profetas, idolos y excavadores: Pruebas científicas para la historia bíblica] (New York: Bobbs-Merrill, 1960), 16.
  33. Frederick C. Grant, An Introduction to New Testament Thought [Una introducción a los pensamientos del Nuevo Testamento] (New York: Abingdon-Cokesbury Press, 1950), 75.
  34. Ver Bryant Wood, Jericho and Archaeology [Jericó y arqueología], https://www.youtube.com/watch?v=nJNjhnTe4B0 Para tener buenas respuestas a preguntas acerca de contradicciones bíblicas específicas, ver Gleason L. Archer Jr., New International Encyclopedia of Bible Difficulties (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2001). Publicado en español con el título Enciclopedia de dificultades bíblicas.
  35. Mark Driscoll, 153.

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